ste martes se inauguraba -en el Palacio de Congresos Europa- Komedialdia, un joven festival dedicado al humor que este año cumple su segunda edición. El recinto congresual, por lo tanto, rompió su tradicional seriedad congresual para dejar entrar a los siempre bienvenidos aires del ingenio, la ironía y el humorismo. La caja de pandora abierta pero, pero en positivo, como reza el slogan de este año del festival: "Aquí y ahora, enfoque positivo".
Diversas actividades culturales han tenido lugar estos días bajo su paraguas. Y hasta el domingo, continúan: charlas, teatro, exposiciones... se desarrollan en diversos espacios de Gasteiz, poniendo el foco en la importancia de reírse de todo, de todos y de uno mismo. En resumen, un festival pensado para que entrenemos nuestro sexto sentido: el humor. Cualquier profesional de la salud nos dirá que este fenómeno universal achica nuestro estrés, encoge nuestra ansiedad y contribuye, por lo tanto, a que nos mantengamos con buen ánimo ante las vicisitudes de nuestra vida. Al bromear sobre lo que nos preocupa, lo superamos. Nos distanciamos emocionalmente de ello. Por otra parte, el humor funciona como un pegamento social: nos une a todos pues genera y afianza vínculos. E incluso nos sirve para hablar de temas difíciles de tratar desde la seriedad, como pueden ser los numerosos tabús que todos llevamos en nuestro heredado ADN social.
Pero el humor, como el arte, no deja de ser comunicación. En ese sentido el arte puede utilizar los mecanismos del humor, sus recursos, para hablar del mundo. Arte y humor comparten diversos ingredientes: la transgresión, la reflexión, la libertad y el juego. Aunque lo hilarante, al igual que el arte, puede ser algo extremadamente subjetivo. Umberto Eco, por ejemplo, decía al respecto que lo trágico y el dramatismo son cuestiones universales, a diferencia de lo humorístico pues no todo el mundo responde de la misma forma ante algo gracioso. Aunque, obviamente, buena parte de la población mundial se ríe, salvando los matices, con gracias similares, de ahí el éxito de películas humorísticas, del género comedia, como puedan ser Con faldas y a lo loco o La vida de Brian.
El cine, la literatura, el teatro... han utilizado en muchas ocasiones el humor para conectar con el público. Pero quizás sea el cómic el arte rey en ese ámbito. Recordemos que la propia palabra cómic, de origen inglés, proviene del griego komikos (relativo a la comedia), a través del latín comicus, pues las primeras historietas que conocemos como tales eran tiras cómicas que se publicaban en periódicos de todo el mundo. Estamos hablando de finales del siglo XIX.
Tiene sentido pleno, por lo tanto, que la primera actividad inaugural de este año de Komedialdia consistiera en una charla del historietista -de humor-, Mauro Entrialgo hablándonos de una revista -de humor- con sede en nuestra ciudad: el TMEO. Que este año cumple, además, treinta y cinco veranos. l