sta semana se ha publicado en Bruselas el EU SOCTA 2021, el Informe sobre la evolución de la delincuencia organizada y grave en la Unión Europea, elaborado por Europol. Y sus conclusiones no pueden ser en absoluto tranquilizadoras: cerca del 40% de las redes criminales activas en la UE están involucradas en el tráfico de drogas ilegales. Alrededor del 60% de esas redes delictivas utilizan la violencia. El uso de la corrupción y el abuso de las estructuras comerciales legales son características clave de la delincuencia organizada y grave en Europa. Dos tercios de los delincuentes utilizan la corrupción de forma habitual. Más del 80% de las redes delictivas utilizan estructuras comerciales legales. Y todo ello se ha agravado el año pasado, en los meses de la pandemia, porque la miseria humana se aprovecha de las debilidades para medrar.
El informe ofrece una visión general del estado actual de las redes delictivas y sus operaciones sobre la base de los datos proporcionados a Europol por los Estados miembros y socios y los datos recopilados específicamente para el SOCTA. Europol ha identificado los siguientes fenómenos como clave de las amenazas de delincuencia a las que se enfrenta la UE: redes delictivas de alto riesgo (incluida la corrupción, el blanqueo de dinero y el uso de armas de fuego); ciberataques; crímenes contra las personas; tráfico de drogas; fraude; crímenes contra la propiedad y delitos medioambientales. El panorama del crimen organizado se caracteriza por un entorno en red, donde la cooperación entre criminales es fluida y sistemática. Una característica clave de las redes criminales, una vez más confirmada durante la pandemia, es su agilidad en adaptarse y capitalizar los cambios en el entorno en el que operan. Los obstáculos se vuelven oportunidades criminales y puede ser tan simple como adaptar la narrativa de un modus operandi conocido.
Las redes delictivas de alto riesgo utilizan la corrupción como parte intrínseca de su modelo de negocio. La corrupción erosiona el Estado de Derecho, debilita las instituciones de los Estados y obstaculiza el desarrollo económico. Se ha convertido en una amenaza clave que debe abordarse en la lucha contra redes criminales en la UE. Organizaciones que dependen fundamentalmente de la capacidad de lavar grandes cantidades de dinero de origen criminal. Hasta tal punto que estas redes profesionales de lavado han establecido un sistema financiero subterráneo paralelo para procesar transacciones y pagos, aislado de cualquier mecanismo de supervisión que rija el sistema financiero legal. Este sistema paralelo asegura que el producto delictivo no puede rastrearse como parte de una economía criminal sofisticada, que permite a las redes delictivas prosperar financieramente. Asimismo, la amenaza de los ciberataques se ha incrementado durante el último año, no solo en términos de número de ataques, sino también en términos de sofisticación de los mismos. La digitalización, que avanza rápidamente en la sociedad y la economía, crea constantemente nuevas oportunidades para los delincuentes especializados en ciberataques.
Las redes de tráfico ilícito de migrantes ponen cada vez más en peligro su integridad física y psicológica con el objetivo de maximizar los beneficios y reducir tiempo y costes operativos. Estas redes están demostrando su capacidad de adaptación y de modificar rápidamente su modelo de negocio y las rutas, en respuesta a la evolución de la actividad policial, los viajes, las restricciones, los cambios logísticos y medioambientales. Internet y las redes sociales se han convertido en lugares clave para el reclutamiento y la publicidad de víctimas de trata con fines de explotación sexual. Los intermediarios mantienen plataformas en línea y ofrecen servicios tanto a redes criminales como a clientes de servicios sexuales. El tráfico de cocaína es una actividad central para el crimen organizado en la UE. Han ampliado sus operaciones para tener alcance global y el número de incidentes violentos relacionados con el comercio de cocaína es creciente. Entre sus víctimas por amenazas ahora se incluyen periodistas o abogados. Pero sigue siendo el cannabis la droga más consumida en la UE. El mercado del cannabis es una fuente importante de beneficios para las redes criminales, que también están muy involucradas en su cultivo y tráfico. La conclusión es clara: el crimen organizado sigue siendo una de las principales amenazas a la que se enfrenta la UE y sus Estados miembros.