Cuando vamos a comprar a los supermercados no nos solemos dar cuenta de que todo lo que está a nuestro alrededor está milimétricamente planeado para que compremos más. ¿Cómo hacen esto? Los estrategas del marketing han tenido muchos años para ir estudiando y planificando cómo hacer los supermercados perfectos para dar al cliente la facilidad de comprar, e intentar venderles cosas que no están explícitamente en su lista de la compra.
Y es que, ¿quién no ha comprado chuches o galletas o cualquier cosa que no fuese esencial? Todos nos hemos visto en ese aprieto de coger, o no, el paquete de chicles que está frente a la caja registradora.
Los supermercados tienen muchos trucos y todos ellos basados en la ciencia y la psicología para que nuestras mentes caigan en la tentación. A muchos de ellos no les hacemos caso ni nos damos cuenta, aunque los hayamos visto miles de veces. ¿Te has preguntado alguna vez por qué las mallas de las naranjas son rojas? Podría ser porque fue el primer color que se les vino a la cabeza a los comerciantes de esta fruta, pero todo tiene su explicación.
Las naranjas y las mandarinas, aunque en nuestro país las tengamos de muy buena calidad, no siempre son iguales. No tienen el mismo tamaño, ni el mismo color ni la misma apariencia. Para ello, la industria alimentaria decidió usar las mallas rojas para que aparentasen tener mayor calidad.
Se trata de la ilusión óptica de Munker o Munker-White, así lo explica el creador de contenido Martín Escolar en la cuenta de @pildorasculturales. Esta ilusión hace que el naranja se torne más vivo si cabe, alentando a los consumidores a comprar las bolsas: “las bolas atravesadas por una línea roja se ven de un color rojizo”, añade Escolar en su explicación.
Este truco no solo se utiliza con las naranjas y mandarinas, los limones, mangos, limas y muchas otras frutas y verduras, también son víctimas de las mallas de colores, aunque en esta ocasión se tira por el amarillo o verde para potenciar más sus colores naturales.
Otros trucos psicológicos
- Muchos nueves en la etiqueta. Se puso de moda hace unos años y sigue funcionando. El truco de poner algo a un céntimo de un precio redondo es un gran truco para llamar la atención y que creamos que está algo más barato de lo que realmente está. Si vemos una prenda por 9,99 euros nos parecerá que estamos ahorrando más que si sacamos de la cartera 10 euros justos.
- Productos básicos. Si la idea es que compres todo lo posible, lo suyo es recorrer todo el supermercado para que las cosas vayan cayendo a tu cesta. La manera de hacerlo no es otra que distribuir los productos básicos de uso común en los hogares por todo el supermercado. De esta manera estaremos yendo de una punta a otra y añadiendo productos sin quererlo.
- Baldas. Los supermercados lo han confirmado. La forma de que cojas cosas que no necesitas es hacerlas más vistosas. La forma para ello es poner los productos que queramos que tengan mayores ventas a la altura media de los ojos, por lo que los clientes tendrán más ganas de adquirirlos. También suelen jugar con la iluminación y con el cambio de pasillos y baldas.