Uno de los miedos que, a cuenta del cambio climático y el calentamiento global, han expresado los científicos es que el descongelamiento de zonas heladas del planeta libere al ambiente patógenos antiguos desconocidos para la ciencia actual y con efectos desconocidos para la humanidad.

Apenas empezando salir de una pandemia que no está claro de donde salió, la comunidad científica ha dado un paso adelante empezando a analizar muestras de suelos de permafrost siberiano. Un equipo científico francés de la Universidad Aix-Marsella ha conseguido revivir 13 virus diferentes, el más antiguo de ellos de hace 48.500 años.

Todos ellos ha demostrado su capacidad de infectar otros organismos. Todos ellos han resultado inofensivos para la especie humana, solo han atacado amebas, pero han demostrado que en los suelos congelados de Siberia, Groenlandia, Alaska y Canadá pueden albergar otros que sí sean potencialmente peligrosos.

Las investigaciones sobre virus antiguos buscan conocer si siguen siendo viables e infecciosos y cuáles son los riesgos. Freepik

Los investigadores han descrito sus hallazgos en un artículo publicado en BioRxiv, paso previo a publicarlo una revista científica a la espera de ser revisado por otros científicos. Explican que estos virus infectan específicamente a las amebas, un tipo de protistas unicelulares, y que los virus que llevan decenas de miles de años congelados pueden mantener su patogenicidad o capacidad para originar enfermedades, lo que demuestra los potenciales peligros vinculados al deshielo del permafrost.

“Si siguen siendo infecciosos después de haber estado congelados durante tanto tiempo, otros tipos de virus de mamíferos también lo serán”, ha declarado Jean-Michel Claverie, uno de los investigadores, que ya resucitó a otros dos virus zombi de 30.000 años de antigüedad, recuperados también del permafrost siberiano y que se encontraban en diversas muestras, incluyendo excrementos de mamut congelados, lana de mamut y el contenido del estómago de un lobo siberiano.

Los virus son unos patógenos que permanecen inertes hasta que invaden algo vivo en el que pueden reproducirse. En el caso de estos primeros virus revividos, las amebas han sido sus víctimas, pero es un aviso de que puede haber otros que ataquen organismos más complejos.

Para la investigadora Chantal Abergel, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, este estudio sugiere que la llegada de los nuevos, pero antiguos, patógenos será de forma indirecta, a través de la actividad industrial humana, de la minería en concreto.

La actual descongelación del permafrost solo afecta a la capa más superficial de este tipo de suelo, de unos 50 cm de profundidad, que se congela y descongela al ritmo de las estaciones. Las muestras analizadas en las que se han encontrado los virus han sido recogidas a 30 m de profundidad, donde la descongelación no llega.

Pero el calentamiento del planeta está haciendo que los hielos que cubren el norte de Tierra retrocedan y las labores de minería sean más fáciles y se pueda extraer mucho más fácil gas y petróleo, amén de otros minerales. “La minería y las perforaciones”, señala Abergel, “requieren excavar estos niveles más antiguos por primera vez en millones de años. “Si hay viriones (partículas víricas) viables en esos niveles, es una buena receta para el desastre”, opina. Como ejemplo, cita el reciente caso del virus de la viruela, una enfermedad mortal y muy virulenta ya erradicada, encontrado en una tumba siberiana con cinco cuerpos.