“Cocinar y vivir como hace 500 años”: así es la peculiar oferta para trabajar en un famoso barco vasco
En el congreso San Sebastián Gastronomika se ha dado a conocer un puesto de trabajo que es sinónimo de hacer un viaje en el tiempo al siglo XVI
En el mundo laboral, lo más común es ver ofertas de trabajo en las que se piden requisitos mínimos como idiomas, experiencia previa y ciertas aptitudes para poder optar al puesto. Sin embargo, hay algunas que rompen todos los esquemas con sus sorprendentes condiciones, que no tienen nada que ver con lo que se suele ver.
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Es el caso de un anuncio que ha publicado el congreso San Sebastián Gastronomika: el museo-astillero Albaola demanda un cocinero que esté listo para embarcarse en una aventura sin precedentes, para la que tendrá que saber “cocinar y vivir como hace 500 años”.
Una oferta fuera de lo común
La oferta se hizo pública hace poco en el evento celebrado en el palacio Kursaal de Donostia. Así lo narraron sus organizadores: “Nao ballenera del siglo XVI busca cocinero para singladura entre Pasaia y Terranova. Las personas interesadas pueden dar su nombre al escribano del barco”.
La misión consistirá en cocinar a bordo de la nao ‘San Juan’, una réplica exacta de un barco ballenero del siglo XVI, que, en 2027, llevará a cabo una travesía de dos meses entre Pasaia (Euskadi) y Terranova, en la costa este de Canadá.
Eso sí, lo más increíble de todo es que se deberá hacer como hace 500 años: sin gas, ni electricidad, ni frigorífico. Como objetivo, el cocinero del ‘San Juan’ tendrá la titánica tarea de alimentar a una tripulación de nada más y nada menos que cuarenta personas.
Ajenos a las comodidades propias del siglo XXI, los marineros también convivirán sin “lujos” como papel higiénico o duchas, en una aventura que, según los responsables del museo-astillero Albaola, la motivación es el gran requisito para optar al puesto.
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Desafío único
Tal y como apuntan los responsables del Albaola, en aquellos tiempos pasados había utensilios de cocina como parrillas, espetones o calderos de cobre, que se almacenaban en un fogón. Es decir, una caja de hierro llena de arena.
En esa época, la bebida principal era la sidra, si bien se probaban varios vinos y txakoli. Respecto al pan, el más habitual era uno de doble cocción que identificaban como bizcocho.
Asimismo, había otro pan deshidratado que denominaban galleta. Aun así, muchos de los alimentos que había disponibles eran legumbres, aceite, tocino, pescado, etc., que eran todo lo necesario para aguantar en alta mar.
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Representación y valor histórico
En los últimos años, el museo Albaola ha completado una reconstrucción idéntica al barco original, descubierto en 1978 por arqueólogos canadienses. Gracias a sus investigaciones, se llevó a cabo un trabajo que le llevó a ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2013.
Más tarde, exactamente desde el año 2015, este proyecto goza del patrocinio de la UNESCO, al igual que del apoyo científico del Gobierno de Canadá, en un intento por forjar lazos históricos y culturales con la sociedad vasca.
Y es que, durante muchos años, los vascos han dejado su huella en tierras canadienses, en sus innumerables expediciones y viajes a tierras americanas. Es más, también han dejado su influencia territorial, como en la isla de San Pedro y Miquelón, cuya bandera incluye una ikurriña.
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