La tan ansiada victoria a domicilio del Kosner Baskonia llegó en el escenario menos esperado, con las ausencias de Spagnolo y Kurucs por enfermedad, los descartes obligados de Forrest y Nowell, la fatiga acumulada de las tres prórrogas de Barcelona y ante un rival de renombre como el Unicaja. Todo apuntaba a una derrota y en esa dirección caminó el choque durante los tres primeros cuartos, pero el carácter de los azulgranas se juntó con una versión extraterrestre de Howard, autor de los últimos 14 puntos del equipo, incluido el triple de la victoria sobre la bocina para asaltar el Carpena.

Galbiati salió al paso con un quinteto inicial formado por Simmons, Villar, Radzevicius, Frisch y Diop. A los cinco elegidos les costó anotar en unos primeros compases en los que Villar, más fresco que sus compañeros, intentó sumar un extra de energía.

Los cambios rápidos de Galbiati, más si cabe que de costumbre por las circunstancias para dosificar a sus jugadores, pusieron en marcha la maquinaria anotadora azulgrana con la entrada de Diakite, Luwawu-Cabarrot y Howard, que fueron quienes se repartieron los puntos visitantes durante un igualado primer cuarto que se llevó el Unicaja por 25-23 tras alternarse ambos equipos al frente del electrónico.

Después de ese tanteo inicial, los locales se decidieron a intentar poner algo de tierra de por medio gracias al acierto de sus tiradores Kalinoski y Barreiro, encargados de colocar el 31-25 en el electrónico en la primera vez que la distancia superó los tres puntos. No le sentó bien al Baskonia ese primer acelerón verde, ya que los alaveses empezaron a precipitarse en ataque, le perdieron algo el pulso al choque y además se vieron superados en la pelea por el rebote pese a llegar a coincidir en cancha Diakite y Diop.

Galbiati tuvo que parar el partido con un tiempo muerto con el 40-32, pero el Unicaja siguió jugando de una forma más coral y siendo mejor en líneas generales que un Baskonia que evitó que su rival se escapara definitivamente al descanso (51-43) gracias a las acciones individuales de Luwawu-Cabarrot en su duelo anotador particular con Chris Duarte.

Voluntad de hierro

Aún quedaban opciones, pero la fatiga se hizo cada vez más presente en las piernas de los gasteiztarras, que poco a poco fueron rindiéndose a la lógica. Seis puntos seguidos del Unicaja nada más regresar del túnel de vestuarios elevaron la brecha hasta los 14 puntos. Ni siquiera un salvaje mate de Simmons sobre Balcerowski cambió la dinámica del encuentro, que los malagueños manejaban sin demasiadas dificultades con la máxima de 62-45.

Pese a ello, los vitorianos, conscientes además de la importancia del basket average de cara a la apretada pelea por estar en la próxima Copa del Rey, no le perdieron la cara al partido y siguieron remando en busca de encontrar una grieta en el juego del Unicaja, sólido en ambos lados de la cancha, más enérgico bajo los tableros y con respuesta siempre que los vitorianos lograban acercarse.

Sin embargo, el colchón no llegaba a ser en ningún momento decisivo. El Baskonia se mantuvo con vida a base de fogonazos y en el arranque del cuarto decisivo, al que se llegó con un 76-65, encontró al fin su momento en el partido. Tres triples seguidos de Simmons, Frisch y Howard unidos a malos ataques de los locales metieron a los gasteiztarras de lleno en el choque con el 76-74.

Tiempo muerto de Ibon Navarro y nuevo partido. Al verse de pronto tan cerca, al Baskonia le faltó algo de paciencia y una mejor toma de decisiones. La quinta falta de Radzevicius por una técnica y la cuarta de Howard, que lo llevó al banquillo, pusieron trabas por el camino a los de Galbiati, que a cinco minutos del final perdían por 84-77 tras un triple de Duarte. 

Pero los vitorianos no habían dicho aún su última palabra. Cuando parecían haber agotado hasta su última gota de energía, sacaron su raza para darle la vuelta al marcador de una forma épica. Howard, de regreso a cancha con cuatro faltas, se vistió de superhéroe e hizo que el Unicaja pagara los platos rotos del viernes en Barcelona.

Desde el 84-79, los 14 últimos puntos azulgranas fueron de Howard. El escolta entró en trance y el equipo supo encontrarlo y lo acompañó con buenas acciones defensivas para primero lograr darle la vuelta al marcador y después, tras empatar Duarte y con 17 segundos en el electrónico, jugarse la última posesión y anotar un triple descomunal sobre la bocina tras trastabillarse con Alberto Díaz. La fortuna tenía una deuda pendiente con el Baskonia.