La escasa rebeldía de Khalifa Diop
En su tercera campaña de militancia en el Baskonia, el pívot senegalés, de 23 años, mantiene el tono gris de temporadas anteriores y se muestra incapaz de evolucionar en algún aspecto del juego, dejando muchas veces número raquíticos
Cuatro puntos y tres rebotes en 18 minutos de juego y, sobre todo, esa sensación de intrascendencia habitual desde que viste los colores azulgranas hace más de dos años.La estadística de Khalifa Diop ante el Maccabi volvió a ser muy discreta en un partido donde el juego interior del Baskonia quedó señalado y manó sangre de manera abundante concediendo, por ejemplo, la friolera de 16 rebotes bajo su aro.
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El poste senegalés fue uno de los damnificados por una derrota que escuece de lo lindo debido a la extrema vulnerabilidad del conjunto israelí. Sin disponer de un potencial descomunal entre sus hombres altos, un histórico de la Euroliga muy venido a menos salió a flote gracias a las reiteradas segundas y terceras opciones de tiro de las que dispuso en Belgrado.
Galbiati, tras el Maccabi-Baskonia: "16 rebotes ofensivos en contra no son detalles"
Una de las apuestas deportivas y económicas más ambiciosas de la historia del club se muestra incapaz de dar un paso al frente cuando el equipo más le necesita
Mientras Mamadi Diakite y Rodions Kurucs enfilaban el camino hacia el banquillo debido a su eliminación por faltas, Diop fue incapaz de sostener a un Baskonia de nuevo sin argumentos baloncestísticos para romper su sequía a domicilio al margen de consideraciones arbitrales.
Llueve ya sobre mojado con el interior senegalés, una de las apuestas deportivas y económicas más ambiciosas de la historia del club que en su tercera campaña de militancia en el Buesa Arena mantiene el tono gris de las anteriores.
El trabajo de Khalifa Diop en busca de su despegue en el Baskonia
Lejos de progresar y emitir algún signo de rebeldía que haga renacer la esperanza entre las altas esferas de Zurbano y la propia afición baskonista, Khalifa se muestra incapaz de dar un paso al frente cuando el equipo más le necesita.
Posiblemente no le favorezca el ecosistema de Paolo Galbiati destinado al brillo de los exteriores, ni los bases le surtan de balones para posibilitar su lucimiento en el bloqueo y continuación, pero con independencia de las razones queda claro que el bajo rendimiento de Diop sigue produciendo quebraderos de cabeza.
Ni números ni intangibles
Superado el mal fario de las lesiones en su primer año en Vitoria, el senegalés carece ya por completo de excusas para no dar mucho más de sí a una edad ideal (23 años) y con la NBA como indiscutible aspiración deportiva a medio-largo plazo siendo los Cavaliers propietarios de sus derechos.
No solo resultan decepcionantes sus números (2,5 puntos, 2,7 rebotes y 1 tapón en la ACB en 14 minutos; 3,8 puntos, 3,4 rebotes y 0,8 tapones en la Euroliga en 16 minutos), sino la falta de esos conocidos intangibles que, al menos, ayudarían al Baskonia a competir de tú a tú con determinados rivales.
Su lenguaje corporal es el de un jugador falto de ambición para dar un golpe en la mesa y tratar de labrarse un nombre en el deporte de la canasta. Así lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que tan solo haya sido capaz de lanzar 36 tiros de dos en los 17 partidos oficiales transcurridos hasta la fecha entre todas las competiciones.
El rol de Diop en ataque se limita a tratar de poner buenos bloqueos para los lanzamientos liberados de sus compañeros y poco más. En el tiro libre, otra faceta que le ha lastrado durante su etapa en Vitoria, sigue sin alcanzar el 50% de acierto, aunque para ser un pívot recibe muy pocas faltas y acude con cuentagotas a la línea de 4,60 metros.
La irrelevancia actual de Diop es un lujo que no puede permitirse el Baskonia, todavía a la espera de que aquel fornido pívot que despuntó en Las Palmas, donde fue designado incluso mejor joven de la Eurocup en 2022, presente unas mínimas credenciales bajo el tablero.
Desde luego no será por falta de oportunidades, ya que su privilegiado físico le está respetando. Con Pablo Laso y Paolo Galbiati siempre ha estado disponible para vestirse de corto y ha dispuesto de minutos sin que haya progresado demasiado en facetas como el juego de espaldas al aro o el lanzamiento de tres-cuatro metros del que hacen gala otros pívots.
Con lo que resta de la actual y dos campañas más de contrato en el Baskonia, su carrera no apunta ahora mismo lo alto que todos intuían hace años cuando la entidad de Zurbano decidió abonar 700.000 euros al Gran Canaria. Una inversión que el club vitoriano se expone a no ver rentabilizada si Khalifa continúa sin emitir señales de vida.