El Buesa Arena acoge esta tarde-noche un clásico de la ACB, aunque a buen seguro que tanto la sufridora afición del Baskonia como el propio Paolo Galbiati y sus jugadores hubiesen preferido un visitante algo más amable para tratar de ver algo de luz en este arranque de temporada que se está indigestando más de la cuenta.
Nada menos que el Real Madrid, vigente campeón de la ACB, candidato a reinar en todos los frentes de la mano de Sergio Scariolo y con una plantilla de muchísimos quilates pese a las bajas de Garuba, Abalde y Maledon, aterriza en Vitoria en otra jornada plagada de dificultades.
El calendario no concede ninguna tregua al Baskonia porque a la vuelta de la esquina emerge otra semana con doble compromiso en la Euroliga (París y Partizan).
Sin embargo, la escuadra alavesa no puede dejarse nada en el tintero en el intento de sorprender al ogro merengue, quien tras la derrota en la final de la Supercopa ante el Valencia y otro posterior disgusto en Bolonia frente a la Virtus de Ivanovic en el arranque continental ha empezado a presentar sus credenciales.
Al Baskonia le urge encontrar un punto de inflexión y detener su caída. Aún no ha saboreado las mieles del triunfo y dejado entrever que, pese a protagonizar buenos momentos en las derrotas ante Olympiacos y Panathinaikos, aún no le ha cogido el pulso a la temporada con varios jugadores fuera de forma y otros a años luz del rendimiento soñado por las altas esferas del club.
El nuevo proyecto azulgrana necesita imperiosamente una victoria para asentar los cimientos y divisar así un horizonte más despejado de nubarrones. Si bien las alarmas todavía no se han encendido del todo, deben empezar a llegar los resultados para que la inquietud no vaya a más y el run run desaparezca.
La dificultad del calendario en estos albores de curso también era algo que se conocía de antemano, pero queda claro que el Baskonia todavía se encuentra falto de rodaje y con la maquinaria poco engrasada tras una pretemporada repleta de sobresaltos y accidentes a nivel físico.
La bestia negra blanca
Cuatro partidos han sido más que suficientes para detectar problemas en varios apartados como la intensidad defensiva y la solidez reboteadora.
Los arriesgados cambios automáticos puestos en marcha por Galbiati no están proporcionando los frutos esperados y la debilidad en la cuerda interior se traduce en segundas y terceras opciones de tiro para los rivales.
Otro aspecto a mejorar son las pérdidas de balón en estático, pero con todas estas imperfecciones el Baskonia ha estado a punto de tumbar a los dos gigantes griegos. De ahí que no todo sea negativo alrededor de un conjunto que tan solo ha estado al completo desde este pasado martes con la vuelta de Rodions Kurucs al trabajo grupal.
En medio de esta amenaza de tempestad, aparece un Real Madrid armado hasta los dientes que, para más inri, le tiene cogida la medida a la escuadra vitoriana y últimamente siempre sale airoso de sus visitas al Buesa Arena, ya sea en jornada de ACB y Euroliga.
Nombre por nombre, el plantillón merengue infunde pavor. A los Campazzo, Tavares, Deck, Hezonja, Feliz y compañía se les han sumado varios fichajes de relumbrón procedentes de la NBA como Trey Lyles y Chuma Okeke.
Este último viene de firmar una actuación espectacular ante el Asvel anotando todos sus tiros de campo. Scariolo también recupera a Procida para la visita a Vitoria, si bien aún mantiene fuera de combate a Maledon, Abalde y Garuba. En definitiva, un día para no tener miedos.