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Baskonia 66 - Zalgiris 65

Agónica victoria del Baskonia ante el Zalgiris (66-65)

Una milagrosa canasta de Luwawu-Cabarrot a falta de 21 segundos rescata al equipo vitoriano tras un partido soporífero

Khalifa Diop pelea por un balón con Brazdeikis

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Anotó Luwawu-Cabarrot una canasta que parecía imposible tras un pase al enemigo de Hall a falta de 21 segundos y, tras un meritorio tapón de Moneke sobre Francisco, el triple de Sirvydis casi sobre la bocina se estrelló ante el aro azulgrana. Respiro de alivio para un Baskonia que vivió en el alambre durante toda la velada ante el Zalgiris y necesitó toneladas de suspense para satisfacer su objetivo de seguir vivo a duras penas en la Euroliga.

En vísperas de celebrar su cuarto de siglo entre la flor y nata continental, el Baskonia facturó una de las victorias menos estéticas que se recuerdan. Fue un partido malo de solemnidad en el que la moneda salió cara. El 'thriller' desembocó en un final feliz tras cuarenta minutos en los que el aficionado al baloncesto sufrió una pequeña tortura por el pobre espectáculo visto en el Buesa Arena.

No pasará a los anales de la historia una victoria que, al menos, permite al Baskonia seguir soñando con (casi) un imposible en la Euroliga. Dos victorias le separan del 'play in' con seis jornadas por disputarse a falta del resultado del Barcelona en Berlín. Esa es la mejor conclusión de una velada tediosa a más no poder por la falta de virtuosismo, el clamoroso desacierto y los despropósitos constantes por parte de unos y otros.

Y es que el partido ante el Zalgiris resultó soporífero debido a las bajas revoluciones, el excesivo juego estático, las constantes interrupciones por las faltas y, en definitiva, los errores en ambos lados de la pista. De inicio, ambos equipos entraron rápidamente en el bonus y la posibilidad de ir a la línea del 4,60 representó un filón para un Baskonia en el que Moneke se retiró momentáneamente a los vestuarios en el cuarto inicial.

Como suele ser costumbre, el nigeriano fue de los pocos que intentó imprimir un ritmo más elevado a una velada parsimoniosa y presidida por un raquítico acierto exterior. En las filas lituanas debutó su flamante fichaje Wong, pero su impacto resultó escaso más allá de dos canastas tras el descanso.

En vísperas de celebrar su cuarto de siglo entre la flor y nata continental, el Baskonia facturó una de las victorias menos estéticas que se recuerdan; fue un partido malo de solemnidad en el que la moneda salió cara

Mediante distintos planteamientos defensivos que propiciaron bastantes recuperaciones, Laso consiguió bajar de forma notable los guarismos defensivos del Zalgiris. Todo resultó más fácil a partir de la buena defensa del 2x2 del equipo báltico, donde las pinceladas de calidad llevaron la solitaria firma de un viejo objeto de deseo como Brazdeikis.

Para el Baskonia, también fue un partido con escasas florituras en el plano ofensivo. Lo reflejó el hecho de que su primer triple, obra de Forrest, no llegase hasta el minuto 17. La escuadra alavesa llevó casi siempre la iniciativa en el marcador, pero su falta de continuidad en ataque y los problemas en el cierre del rebote defensivo le impidieron disfrutar de ventajas más concluyentes. Eso sí, un triple sobre la bocina de Rogkavopoulos permitió al Baskonia llegar al descanso con su renta más elevada (38-30).

Howard prende la chispa

El tétrico arranque de tercer cuarto volvió a complicar las cosas al Baskonia en una velada de trazos siderúrgicos. Más de cuatro minutos necesitó para anotar su primera canasta por mediación de Luwawu-Cabarrot, aunque por fortuna el ritmo anotador del Zalgiris también fue más propio de una tortuga merced a su desviado punto de mira desde la larga distancia.

Sin hacer nada del otro mundo y pese a sus inocentes pérdidas o el aciago día de su estrella Francisco, el conjunto de Trinchieri se negó a hincar la rodilla y volvió a apretar el marcador tras dos canastas consecutivas de Wong (44-43).

La noticia positiva es que el Baskonia, a falta de brillantez, se puso el mono de trabajo. El grupo que manó sangre durante las últimas semanas supo lucir esta vez unos férreos grilletes defensivos y dentro del último cuarto se agarró a su faro ofensivo para intentar dar el golpe de gracia. En medio de un mar de ataques pastosos, emergió el picante anotador procedente de las manos de Howard para hacer un pequeño 'break' en el marcador (56-47).

Sirvydis dispuso de un triple a falta de cuatro segundos para dar la victoria al Zalgiris, pero su triple fue repelido por el aro azulgrana con el consiguiente resoplido de alivio

Al Zalgiris sí le entraron en los minutos finales todos esos triples que durante los minutos anteriores fueron escupidos por el aro y con los aciertos de Francisco o Smailagic se metió de lleno en la pelea. El pívot balcánico puso por delante a los lituanos dentro del último minuto (64-65).

Tras sendos fallos de Forrest y Ulanovas, Luwawu-Cabarrot terminó anotando la milagrosa canasta de la victoria en un ataque muy mal ejecutado. El alero francés se fabricó de la nada una canasta muy plástica que permitió salvar los muebles.