La Euroliga presentó el pasado mes de septiembre un plan para implementar un límite salarial que se aplicará plenamente a partir de la temporada 2027-28, una fórmula que ya se aplica en otras competiciones como la NBA o las principales ligas de fútbol cuyo objetivo es igualar fuerzas en la competición y que no haya clubes que gasten por encima de sus posibilidades.
La medida, que permitiría controlar el gasto en las plantillas de los grandes transatlánticos de la competición mediante sanciones a quienes rebasen el límite salarial y que también establecería un gasto mínimo para que los equipos más humildes cuenten también con equipos competitivos, beneficiaría sobre el papel a los clubes menos poderosos y a la salud financiera de la liga en general, aunque no han tardado en aparecer detractores.
El último en oponerse al Fair Play financiero ha sido Misko Raznatovic, uno de los agentes más poderosos e importantes –si no el más– del baloncesto europeo con una extensa lista de clientes entre los que figuran Cedi Osman, Vasilije Micic, Josh Nebo, Dzanan Musa, Will Clyburn, Brandon Davies o Scottie Wilbekin, entre otros muchos.
El representante serbio, con numerosos años en el negocio a sus espaldas, no se corta la lengua en sus apariciones en los medios de comunicación y esta semana ha dejado clara su postura respecto al límite salarial en el pódcast de Skweek: “Hay límite salarial en la NBA, en competiciones de fútbol y en la UEFA, pero no entienden que esto no es lo mismo. Allí los jugadores no tienen otro lugar al que ir porque están en lo más alto, pero en la Euroliga no es así. Si restringen los sueldos de los jugadores se irán a otro sitio”.
De hecho, destacó que “Japón está creciendo, la Liga China podría regresar y también está Australia”, en lo que suena a una amenaza para la Euroliga teniendo en cuenta los numerosos jugadores a los que representa. “No soy un político ni un especialista en esto, pero por lo que escucho de los jugadores a nadie le gusta esta idea”, afirmó a pesar de que la normativa ha sido aprobada por los 13 clubes propietarios del torneo y por el sindicato de jugadores.
En su discurso, mencionó también el hecho de que los ingresos de los equipos aumentarán en los próximos años, algo que en su opinión no casa con el límite salarial. “Ahora la Euroliga no genera muchos ingresos por el acuerdo con IMG que firmó hace nueve años, pero a partir de 2026 se espera un mejor contrato y el interés en la competición está aumentando. Por lo tanto, los clubes tendrán más dinero, pero no lo podrán gastar en jugadores debido a las sanciones”, aseguró.
Además, argumentó que “la Euroliga, sin necesidad de límite salarial, ya está muy igualada”. Los equipos son “más o menos parecidos y nunca sabes quién va a ganar, el club que gasta 50 millones de euros no es automáticamente el mejor ni otros que invierten cinco son tan malos”. En definitiva, dejó claro que está “en contra de esta norma” y que piensa que “va a tener un impacto negativo en el futuro”. De momento la Euroliga no tiene intención de dar un paso atrás, pero la presión de una figura como Misko Raznatovic es sin duda un factor a tener en cuenta.