El Baskonia no levanta cabeza y, tras la agónica victoria frente al Lleida, cuenta por derrotas sus últimos cuatro compromisos. Frente al Olympiacos, uno de los principales candidatos para la conquista de la Euroliga, el conjunto azulgrana estuvo lejos de dar la talla y sufrió otro noche digna del sonrojo en la máxima competición continental.
Las alarmas siguen encendidas en el Buesa Arena y no hay señales de que la situación vaya a enderezarse. Principalmente porque no hay quien reconozca las señas de identidad del Baskonia tras el desarrollo de casi tres meses de temporada.
Infalibles en el primer tiempo
El Olympiacos, en cualquier caso, tampoco se lo puso especialmente fácil al endeble equipo vitoriano. Y eso que el Baskonia comenzó con aplomo su incursión en El Pireo, pero la entrada de McKissic, protagonista del parcial de 9-0, fue el preludio de la pesadilla que vivirían a la postre los pupilos de Pablo Laso.
Los helenos lograron unos porcentajes inalcanzables en el tiro, sobre todo en la primera mitad, y dejaron prácticamente encarrilada su victoria frente al Baskonia antes del paso por vestuarios. Los de Laso, mientras tanto, se volvieron a dar de bruces con otra noche infame en el tiro exterior.
Basta con ojear la estadística para comprobar que ambos contendientes estuvieron en las antípodas durante la velada de anoche. Al mismo tiempo en el que el Olympiacos logró un 11/26 desde la línea de 6,75 metros, el Baskonia sufrió un 3/22 en esta misma faceta. Pero no solo la anotación se encuentra bajo mínimos en los últimos tiempos, la realidad es que el Olympiacos encontró opciones de tiro con suma facilidad dadas las desconexiones de la plantilla azulgrana. No hubo rastro alguno del pundonor, la añorada dureza defensiva o una cuestión tan intangible como el amor propio.
El Baskonia tampoco encontró fluidez en el apartado ofensivo. Más allá de algunas acciones aisladas en el primer cuarto, como las asistencias de Howard a Donta Hall, el juego coral brilló por su ausencia. Y es más, el equipo registró casi tantas pérdidas (14) como asistencias (16). Un lastre, en toda regla. Pero en el juego interior la situación fue similar. Khalifa ni siquiera trascendió en el segundo tiempo y Hall acabó harto ante la dureza de Fall.
Más allá de la racha de derrotas, el foco se sitúa sobre las sensaciones que transmite el Baskonia. No hay un patrón definido en lo que al modelo de juego se refiere, cualquier rival huele la sangre en las filas azulgranas y el conjunto de Laso encaja un sonrojo por jornada sin que haya un atisbo de evolución al que agarrarse.