Dusko Ivanovic siempre se maneja mejor con grupos cortos y este jueves fue un poco más lejos a la hora de gestionar una remontada con tintes épicos en el Stark Arena.

El rostro enrojecido de los seis jugadores en los que delegó su confianza tras el descanso reflejaba el agotamiento azulgrana en los minutos finales, pero el Baskonia pudo rescatar una victoria de un valor incalculable de cara a sus aspiraciones continentales.

Tras el descanso, resurgió de sus cenizas un equipo vitoriano que elevó de forma notable sus prestaciones defensivas y encontró nuevamente en Markus Howard a su martillo pilón para firmar un increíble ejercicio de supervivencia en Belgrado.

Si se descuentan esos pocos segundos que concedió a Raieste en el epílogo para defender un ataque del Estrella Roja, Ivanovic murió de forma exitosa con apenas seis guerreros. Una medida que tampoco sorprende en exceso porque, desde su llegada a Vitoria por cuarta vez, ha vuelto a rodearse de una guardia pretoriana conocida al dedillo por todos los aficionados.

Tras el descanso, los elegidos para silenciar a los 20.000 bulliciosos seguidores del Estrella Roja fueron Miller-McIntyre, Howard, Marinkovic, Moneke, Sedekerskis y Costello.

Por ejemplo, no hubo espacio para Kotsar o Rogkavopoulos, que en la primera mitad respondió con ocho puntos. El experimento de Raieste como base no se vio reeditado y Díez tampoco entraría más en los planes del técnico de Bijelo Polje, quien también alargó una jornada más el ostracismo de Khalifa Diop.

Ningún otro entrenador tomaría posiblemente una decisión así en este baloncesto moderno donde las rotaciones y las continuas entradas y salidas de jugadores están a la orden del día.

Ejercicio de supervivencia

El Estrella Roja pudo aprovechar ese cansancio azulgrana para meter el miedo en el cuerpo en los compases finales, aunque el Baskonia mostró aplomo y personalidad para salvar los muebles.

Aclamado por la hinchada de su antiguo club en los prolegómenos del encuentro, Ivanovic no cambió ni un ápice ese libreto que le ha llevado a ser el técnico más importante en la historia del Baskonia.

El equipo vitoriano resistió como pudo las acometidas del Estrella Roja, que no se rindió pese a su desventaja de 12 puntos (65-77) a falta de seis minutos para el final. Fue un tramo realmente angustioso para un Baskonia en el que Moneke fue incluso el encargado de subir el balón cuando Miller-McIntyre cogió algo de oxígeno en el banquillo.

Quien disputó los 20 minutos de tirón tras el descanso fue Howard, el auténtico as de oros en manos de Dusko para marcar la diferencia. El de Nueva Jersey no conoce límites a la hora de maltratar el aro rival. Su voracidad revivió al Baskonia. Nadie sabe de qué planeta ha venido un pequeño escolta que sembró el terror yéndose hasta los 26 puntos en el Stark Arena en apenas 20 minutos.

La bulliciosa afición serbia tendrá pesadillas con él durante varios días tras la enésima exhibición ofensiva. Y eso que sus dos tempraneras faltas antes del minuto 3 le apartaron de la escena durante toda la primera mitad.