El Baskonia finalizó anoche con un sabor amargo la doble jornada europea. Pese a un arranque de partido protagonizado por la fluidez y el acierto triplista, los de Peñarroya acusaron su falta de físico ante un Mónaco que supo sufrir para marcar las diferencias de manera imparable con su exuberancia y atleticismo.

El conjunto vitoriano recibió de su propia medicina ante el Mónaco. Si hace 72 horas los vitorianos firmaron un parcial extraordinario (3-14) para regresar de Madrid con una victoria balsámica y mantener vivas las aspiraciones del play off, anoche el cuadro monegasco fue el verdugo en un último cuarto plagado de brega y sudor. A falta de dos minutos para el final de la contienda y con un marcador favorable de 91-87, el Baskonia sufrió en sus carnes un parcial de 2-15 que impidió la victoria. 

Y todo ello después de que los pupilos de Obradovic llevasen a su terreno la dinámica del duelo. El Baskonia acabó perdiendo su soltura en los ataques y llegó al desenlace del último cuarto tomando decisiones más bien precipitadas. El conjunto monegasco fue un rival incomodísimo para los vitorianos, que se dieron de bruces ante el talento de Lloyd, el afilado cuchillo de Okobo, los centímetros de Hall y el olfato reboteador de un Moneke estelar.

Y eso que el Baskonia pudo contar, por fin, con el resurgir de Howard. El norteamericano, que en las últimas semanas no acababa de encontrar el ritmo de los primeros meses de competición, reapareció en un momento decisivo de la contienda y dio alas a un Baskonia necesitado de su creatividad. El de Morristown sumó 20 puntos después de un largo mes de travesía por el desierto, pero su empeño y su plasticidad en las entradas hacia la canasta no fueron suficientes ante el muro monegasco. La notable noche de Thompson, que firmó un doble-doble a tenor de su dominio en la dirección de juego, tampoco fue suficiente para hacer frente a un Mónaco letal en el plano físico y que enseñó en el Buesa Arena los motivos por los que se sitúa entre los mejores de Euroliga.  

MONEKE DICTA SENTENCIA

Uno de los verdugos del Baskonia en el apartado físico fue Chima Moneke, que mostró un dominio aplastante en el apartado reboteador. El exjugador del Manresa conquistó 13 rebotes –diez de ellos en defensa– y se erigió como un quebradero de cabeza para los exteriores baskonistas. Los jugadores azulgranas, más livianos y con menos músculo, sufrieron lo indecible en cada pelea individual. 

Esta diferencia en el nivel físico impidió la fluidez en ataque por parte del Baskonia, que en defensa tampoco pudo controlar con firmeza los rebotes ni contener a los primeros espada de Obradovic. De hecho, las segundas jugadas cayeron para un Mónaco que no perdonó en los últimos minutos. Los visitantes mostraron sus credenciales ante un Baskonia que tuvo muy cerca la decimosexta victoria europea del curso con ese 91-87, pero que en un desenlace condicionado por el desacierto en los detalles vio cómo su objetivo final se escurría de las manos.