Formó parte de uno de los equipos más legendarios del baloncesto europeo. Capitán de una escuadra que dominó con mano de hierro la antigua Copa de Europa. Los reyes del viejo continente a finales de los 80 y a principios de los 90.
Dusko Ivanovic fue uno de los artífices de esa espectacular Jugoplastika de Split que maravilló al mundo entero el siglo pasado y que conquistaría el principal cetro europeo tres años consecutivos. Campeones de Europa en 1989, 1990 y 1991. Históricos.
Un equipo de leyenda. Con figuras de talla mundial como Kukoc y Radja, a los que habría que añadir a los también exbaskonistas Tabak, Sobin y Perasovic.
Junto a ellos, Dusko Ivanovic aportaba su veteranía y saber estar sobre la cancha a sus 31 años. El veterano entre una camada de jóvenes que pasaron a la historia. Un equipo inolvidable.
Con esa joven escuadra croata, el preparador de Bjelo Polje se coronaría campeón de Europa en 1989 tras batir en la final al Maccabi y en 1990 al doblegar al Barcelona. Ivanovic ya no formaría parte de esa Jugoplastika que conquistaría en 1991 el tercer título consecutivo de la extinta Copa de Europa, pero pese a su ausencia en Split no le olvidan.
Buena prueba de ello es lo sucedido este pasado lunes en Split antes del inicio del partido entre el KK Split y el Estrella Roja correspondiente a la Liga ABA de baloncesto. El Arena Grip, feudo del conjunto de Split, recibió puesto en pie y con una sonora ovación a Dusko Ivanovic tras el regreso a la que fue su casa hace más de 30 años.
La afición del conjunto croata y los directivos no quisieron pasar por alto la ocasión de homenajear como se merece a uno de los héroes de aquella mítica Jugoplastika. Se trataba de la primera visita oficial al equipo de Split tras su salida en 1990. Dusko Ivanovic volvía a la que fue su casa después de 32 años y lo hizo a lo grande.
El director del KK Split, Dejan Žaja, le entregó a Ivanovic una camiseta especial del club en esta ocasión, y los hinchas del conjunto dálmata lo recibieron con aplausos y con numerosas muestras de cariño. Split no olvida a sus leyendas.
