La fiesta fue completa en un Buesa Arena lleno hasta la bandera. Entre que este Baskonia demuestra día tras día que está concebido para los retos más ambiciosos en la presente temporada y que el sexto jugador ejerció el efecto intimidatorio esperado, la noche salió a pedir de boca.

El Real Madrid se vio empequeñecido no solo por el ambiente de las grandes ocasiones sino también por el ritmo incandescente de un grupo que no tiene techo esta temporada.

Más de 15.500 espectadores disfrutaron de un espectáculo inigualable en la cancha de Zurbano, convertido en una especie de teatro de las sueños ante el portentoso nivel al que se encuentra este Baskonia de Joan Peñarroya. Quien tampoco se quiso perder este clásico del baloncesto nacional fue José Manuel Calderón, todo un mito baskonista y actualmente asesor de la directiva de los Cavaliers que presenció la actuación vitoriana desde el palco acompañado por Félix Fernández.

El club había preparado a lo largo de las últimas semanas con un mimo especial la jornada de ayer. Con el fin de que la fiesta fuera de la cancha reuniera todos los condimentos necesarios y resultase inolvidable, nada había quedado a la improvisación. Pues bien, el Baskonia no falló luego sobre la pista con un baloncesto por momentos electrizante y de alta escuela que llevó el delirio a la grada.

La mezcla de espectáculo musical con la fantasía del equipo sobre el parquet resultó ciertamente explosiva. Los gritos de ‘madridista el que no bote’ no tardaron en retumbar y la noche pintó de maravilla desde los primeros compases.

Por si faltaba picante, apareció un día más Howard para prender la mecha. El pequeño jugón americano provocó continuos gestos de admiración con sus quiebros de cintura a Llull y fue coreado con el cántico de "¡MVP, Howard MPV! La temperatura fue subiendo con cada diablura de la estrella azulgrana, pero en las filas blancas también hubo otro jugador que contribuyó a echar más leña al fuego de una caldera insoportable para el ogro merengue.

Yabusele, convertido en un personaje non grato para el baskonismo tras su penoso comportamiento en la última visita blanca a Vitoria en la ACB, volvió a estar en la diana de la afición azulgrana desde su presentación. Y sus protestas a los árbitros de camino a los vestuarios antes del intermedio enervaron más si cabe al personal.

Con el paso de los minutos, eso sí, la preocupación fue in crescendo a medida que el Real Madrid daba una vuelta de tuerca a su intensidad atrás y apretaba el marcador. El 73-71 puso un nudo en la garganta a los fieles baskonistas, pero los providenciales Giedraitis y Hommes devolvieron el aliento.

El Real Madrid no se dio por vencido demostrando su vena de campeón pero terminó hincando la rodilla tras una excelente acción defensiva de Thompson ante Tavares. El Baskonia acabó estirando a once la prolífica racha de victorias entre ACB y Euroliga, así que la afición azulgrana despedirá este 2022 de una forma soñada.