Soplan definitivamente aires renovados en el Baskonia. Joan Peñarroya ha roto con el pasado en el Buesa Arena. El técnico catalán ha traído una forma distinta de trabajar y, sobre todo, de gestionar el grupo. Absolutamente nada que ver con lo que había.

Tras apenas dos compromisos oficiales, ya se pueden percibir los drásticos cambios introducidos por el nuevo timonel encargado de devolver la ilusión a la grada. Peñarroya está empeñado desde el primer momento en intentar sacar el máximo jugo a una plantilla todavía incompleta a la espera de ese ansiado exterior que brinde un salto de calidad.

Pues bien, sus decisiones avalan ese cambio de estilo que tanto se deseaba en la zona noble con su apuesta. Si algo ha llamado sobremanera la atención en los dos partidos ligueros ante el Unicaja y el Barcelona es que han participado los doce jugadores en ambas citas.

Un hecho casi insólito en la historia reciente del Baskonia, en la que los técnicos de la vieja escuela balcánica que dirigieron la nave azulgrana –básicamente Dusko Ivanovic y Neven Spahija– tendían a acortar el equipo hasta límites insospechados. Ambos utilizaban una rotación sumamente corta quedando varios jugadores atornillados a la silla del banquillo. Esa filosofía ya pasó a la historia.

Con Peñarroya, queda claro que funcionará la meritocracia y no habrá privilegios de ninguna clase. Si bien no hay ningún género de duda respecto a cuál es la espina dorsal del Baskonia de cara a esta temporada con jugadores como Darius Thompson, Markus Howard, Rokas Giedraitis, Matt Costello o Steven Enoch, no habrá tanta diferencia como antaño entre titulares y suplentes.

Todos podrán sentirse partícipes si, por razones obvias, dan el do de pecho sobre la pista y están a la altura de lo que exige el técnico catalán, quien tampoco podrá regalar los minutos.

Los canteranos son útiles

Tras el inexplicable ostracismo al que se vieron sometidos en la segunda parte de la pasada campaña, todos los dedos apuntaban a los tres canteranos como los jugadores a recuperar para la causa. Con los datos en la mano, Sedekerskis, Kurucs y Raieste son hoy en día jugadores útiles destinados a diversificar los recursos de la plantilla, mucho más corta que la de todos sus rivales continentales.

En sus primeras declaraciones públicas, Peñarroya ya dejó claro que, en la medida de lo posible, involucraría a todo el mundo dentro de la rotación. Esas palabras no fueron de cara a la galería ni una especie de brindis al sol, ya que los tres bálticos sienten ya la confianza del entrenador azulgrana.

Se sabía que Tadas, de momento ejerciendo como tres, estaba capacitado para rendir en los partidos más exigentes. Olvidada la pesadilla que supuso en su caso la etapa de Spahija, el lituano quiere volver a ser este todoterreno llamado a manchar todos los apartados estadísticos.

Además, la idea es que tanto Kurucs como Raieste no sean simples figuras decorativas dentro del Baskonia, que en una temporada tan exigente en el plano físico y mental que se irá por encima de los 70 partidos necesitará exprimir todos sus recursos

El letón ha disputado 17 y 14 minutos, respectivamente, aunque es obvio que la llegada de otro base-escolta puede dejarle en su segundo plano. En el caso del alero estonio, ya participó en los minutos de la basura ante el Unicaja, pero en el Palau Blaugrana hizo acto de presencia en el cinco inicial colaborando de forma activa en los buenos minutos iniciales del Baskonia.

Pese a que todavía no ha alcanzado su mejor tono físico tras la difícil pretemporada que le ha tocado vivir por culpa de la apendicitis, Dani Díez también ha tenido su pequeño espacio en los dos primeros encuentros.

Cuando el desgaste físico vaya haciendo mella en el rival, el veterano alero madrileño también puede ser un buen recurso avanzados los minutos debido a su capacidad para abrir el campo. De momento, Peñarroya le utiliza como cuatro, un puesto donde la competencia es feroz con Hommes y el reconvertido Costello.