Después de cuatro exigentes temporadas en el Alba de Berlín, Aíto García Reneses decidía el pasado mes de agosto tomarse un año sabático. El veterano técnico madrileño quería hacer una pausa a sus 74 años para recargar pilas. Tocaba buscar un relevo para el preparador catalán y la directiva del cuadro alemán no tardó en dar con él. Lo tenía en casa: Israel González. El segundo de Aíto durante su etapa en el Alba y también su ayudante en las dos temporadas que el preparador madrileño dirigió el banquillo del Gran Canaria (2014-2016) tomaría las riendas de un equipo que conocía muy bien.

Continuidad para el proyecto. El profesor dejaba su sitio a su discípulo. Aventajado además, como ha dejado entrever en más de una ocasión el propio Aíto. No en vano, el extécnico del Alba de Berlín ya había dejado medio pactada su sucesión con Himer Ojeda, director deportivo del club teutón. Ambos consideraban al que había sido segundo entrenador del Alba la mejor opción para dirigir al equipo tras la salida de Aíto.

Israel González conocía de primera mano los métodos de trabajo de Aíto, comparte su filosofía y entendía cómo entrena por lo que en las oficinas del Alba de Berlín no dudaron en darle el banquillo a este técnico cántabro de 46 años que ha compartido experiencia con ilustres de la ACB como Pedro Martínez, Pablo Laso o Luis Casimiro.

Por eso, Aíto, su principal mentor, bendijo su relevo en el banquillo del Alba de Berlín tras su salida y mostró su total apoyo al que sería su relevo tal y como el propio Israel González ha señalado en más de una ocasión. “Primero me tuteló y luego me dijo que estaría siempre para ayudarme. Me comentó que esté tranquilo, que sea yo mismo, que haga lo que yo crea que hay que hacer y que escuche a todo el mundo, pero que tome mis propias decisiones al final, ya que serán mis propias consecuencias”.

desarrollar al jugador

Eso sí, González ha seguido fiel a la idea y al estilo marcado por Aíto en el Alba estas cuatro temporadas. “Se trata de seguir la línea marcada estos años. La idea es seguir desarrollando a los jugadores y, a través de ellos, al equipo”.

Ese es su método hacia el éxito. Cree en el jugador y trabaja con él para que su crecimiento individual redunde en el colectivo. “Mi objetivo es tratar que los jugadores sean cada vez mejores y eso ayudará a que el equipo cada vez sea mejor. Uno de los grandes objetivos es ser mucho mejores a final de temporada y creo que, si conseguimos dar nuestro 100% y estar muy cerca de nuestro límite como equipo, habrá que estar contentos”, señaló al inicio de curso.

En ello está. El campeón de las dos últimas ediciones de la liga alemana aún sigue con opciones de entrar en el Top 8 tras haber encadenado cuatro victorias consecutivas y esta temporada ya ha ganado la Copa. Todo un éxito para un entrenador que comenzó a dar los primeros pasos allá por 2006 en su tierra de la mano del ya desaparecido Lobos Cantabria.

Esa temporada, el gasteiztarra Pablo Laso le dio la opción de dar el salto a los banquillos. Israel González dejaba de ejercer de preparador físico del club de Torrelavega para realizar las labores de segundo del hoy técnico madridista tras petición de éste. “Pablo me hizo profesional. Me pidió que diera un paso más para dedicarme a esto a tiempo completo”, recuerda González. “Con él aprendí cómo disfrutar del baloncesto y al mismo tiempo ser muy serio trabajando”, comenta el entrenador del Alba.

Enseñando a Tavares

Después, Himar Ojeda, hoy director deportivo en Berlín y entonces ejerciendo este cargo en el Gran Canaria, le reclutaría para el conjunto isleño donde desempeñar las labores de responsable del trabajo de tecnificación con los jugadores becados de la cantera. Ahí formó a un jugador como el madridista Tavares.

Tras una temporada con los jóvenes del Gran Canaria, el cántabro volvería a asumir el puesto de ayudante con Pedro Martínez (2009-2014), después con Aíto García Reneses (2014-2016) y, más tarde, con Luis Casimiro (2016-2017). Todo un máster en los banquillos como ha agradecido en numerosas ocasiones Israel González. “He tenido mucha suerte por aprender de estos maestros”. El entrenador del Alba ha sido una esponja y se ha quedado con lo mejor de todos ellos. “De Pedro, me quedo con su método de trabajo”, mientras que de Casimiro alaba que es “un avanzado en las ideas tácticas”, mientras que los mejores halagos los destina para Aíto, de quien ha heredado la filosofía de la formación de talento joven como base en su carrera. “El principal aprendizaje en estos años ha sido la idea de desarrollar a los jugadores. Si no eres capaz de hacerles crecer, no serás capaz de mejorar como equipo”, puntualiza.

Pues el Alba ha conseguido hacer crecer y mucho a buena parte de los jugadores que han sido parte de su plantilla estos últimos años. El método iniciado por Aíto en su día y continuado por Israel González después ha dado sus frutos. Buena prueba de ello es que el Alba de Berlín consiguió doblegar al Panathinaikos en Atenas en la prórroga con cinco canteranos en pista. Eso solo se consigue si se cree en el jugador y se le ayuda a crecer. Son muchos los que así lo han hecho bajo el manto de este moderno y revolucionario equipo alemán.

Ahí están los casos de Franz Wagner, elegido en la octava posición del draft de 2021 por Orlando Magic, Hermannsson, Grigionis o los baskonistas Giedraitis y Fontecchio. Exponentes de la filosofía de apostar por el talento que impera en el Alba.

En el baloncesto moderno hay dos tendencias, los que buscan entender y desmontar al rival, destruyendo su planteamiento y los que creen que la mejora de su propio equipo es lo más importante. Aíto era de estos últimos. Su discípulo también. “Me identifico con la idea de trabajar para formar talento”, concluye González.

“Mi objetivo es tratar que los jugadores sean cada vez mejores y eso ayudará a que el equipo cada vez sea mejor”