Habitualmente, cuando un jugador de la NBA llega por primera vez a la Euroliga, suele necesitar un periodo de aclimatación al estilo baloncestístico de este torneo, que no necesariamente se adapta bien a quienes llegan desde el otro lado del charco. Ese ha sido el caso esta temporada, por ejemplo, de Emmanuel Mudiay -llamado a ser la estrella del Zalgiris y cortado a las cinco jornadas-, OJ Mayo, del Unics Kazan o Kenneth Faried, del CSKA. Incluso el Baskonia ha vivido casos recientes de jugadores a quienes no les sienta bien el cambio de aires, como sucedió con Nik Stauskas hace dos cursos, cortado a mitad de temporada.
Esto, sin embargo, no ha ocurrido con el base del Asvely que, bien por su experiencia previa en el Francia o bien porque va sobrado de talento, ha encajado como un guante en la Euroliga y nada más llegar se ha ganado el derecho a ser considerado una de las estrellas del torneo y tutear, al menos en cuanto a números, a otros que llevan años siéndolo como Micic, Larkin, Clyburn, Mike James, Mirotic o Shengelia.
Okobo, que sopló 24 velas en octubre, se formó en el Bourdeaux, el equipo de su ciudad natal, y fichó después por el Pau-Orthez, club con el que debutó en la máxima categoría francesa. Su talento no pasó desapercibido y fue seleccionado en la 31ª posición del Draft de 2018 por los Phoenix Suns, franquicia en la que jugó 108 partidos, con unos promedios de 4,8 puntos.
Hace un año fue contratado por los Brooklyn Nets, pero estuvo más ligado al equipo de la Liga de Desarrollo que a la primera plantilla. Tras no hacerse un hueco en Estados Unidos, Okobo decidió el pasado verano aceptar la oferta del Asvel para regresar a Francia y competir en la Euroliga, y hasta ahora la operación no podía haber sido más fructífera para ambas partes.
Se trata de un base de 1,90 y músculo suficiente para ser capaz de absorber impactos de los rivales en las penetraciones y poder anotar con facilidad cerca del aro. Además, tiene una depurada técnica tanto para driblar como para tirar desde la línea de tres puntos, desde donde promedia un excelente acierto del 45’3% -el de lanzamientos de dos tampoco se queda atrás con un 55’9%-.
En resumen, más de la mitad de los intentos de Okobo terminan dentro, lo cual le ha permitido ser actualmente el máximo anotador de la Euroliga con 18,5 puntos de media, seguido por Micic con 16,6. A ello hay que añadirle 3,8 asistencias y 3,5 rebotes por encuentro, lo que lo convierten, si mantiene este nivel, en un claro candidato al MVP. Las pérdidas (3,6 por choque) son su único pero.