El arranque de temporada del Zalgiris está siendo surrealista en muchos sentidos. La racha de nueve derrotas consecutivas en la Euroliga, la lesión de su estrella Joffrey Lauvergne, la destitución del técnico Martin Schiller para traer a Jure Zdovc o los fichajes tardíos de Miniotas y Zoran Dragic han marcado un inicio de campaña convulso para el conjunto lituano, colista del torneo continental y rival esta tarde del Baskonia. Uno de los casos que más han dado que hablar, sin embargo, es el de la también tardía incorporación de Tai Webster, que está ofreciendo un buen rendimiento en los cuatro choques que ha disputado hasta el momento, pero cuya llegada no estuvo exenta de polémica.

Para empezar, su fichaje no estaba previsto en la planificación inicial de la plantilla, ya que el hombre llamado a ser el fichaje estrella para el puesto de base fue el ex de la NBA Emmanuel Mudiay, elección número siete del Draft de 2015 y con más de 300 partidos a sus espaldas en Estados Unidos. El congoleño, sin embargo, no llegó a encajar y fue cortado tras promediar 7,4 puntos en sus primeros cinco partidos en Euroliga con unos pésimos porcentajes del 37% en tiros de dos y 23% en triples. Tras el experimento fallido, el Zalgiris se puso a trabajar en el fichaje de un base capaz de penetrar, crearse sus propios tiros y generar espacios para sus compañeros.

En ese contexto encontró el curioso caso del neozelandés Tai Webster, que había jugado anteriormente en Europa en las filas del Frankfurt y el Galatasaray y que se encontraba libre después de que el club en el que jugaba en Australia, los New Zealand Breakers, decidieran expulsarlo del equipo por negarse a recibir la vacuna contra el covid-19 e incumplir, por lo tanto, las normas sanitarias impuestas por el país, que le impedían competir sin estar inmunizado.

Lo mismo ocurrió con su hermano Corey Webster, que también tuvo que dejar la disciplina por el mismo motivo y, para añadir más hierro al asunto, afirmó en su perfil de redes sociales que “la vacuna de Pfizer ha matado a tanta gente como el covid-19”. El caso es que, dos meses después de quedarse sin equipo, el Zalgiris le abrió las puertas de su club, siempre que estuviera vacunado, y así lo hizo, ya que el propio conjunto lituano aclaró al hacer oficial su fichaje que el neozelandés había recibido la vacuna. La dosis que tanto criticaba ha terminado valiéndole un contrato en la Euroliga y, posiblemente, ha evitado que sufra la enfermedad, ya que la plantilla ha tenido recientemente el caso positivo de Niel Giffey y ninguno de sus componentes se ha contagiado.