El nuevo Baskonia ha arrancado de la mejor manera posible la temporada 2020-21 al conseguir un triunfo a domicilio ante uno de los equipos más duros de la ACB como es el Valencia Basket. Sin embargo, las sensaciones dejadas sobre la cancha aún dejan que desear y hacen pensar que el conjunto azulgrana tiene todavía que mejorar en muchos aspectos, algo que admitió el propio Ivanovic tras el encuentro.

Dentro de ese crecimiento grupal que debe afrontar el equipo en las próximas semanas, hay algunos jugadores que necesitan pisar el acelerador más que otros. Giedraitis, por ejemplo, retomó la competición donde la dejó el pasado curso, siendo uno de los referentes anotadores del equipo con 23 puntos, asumiendo galones y siendo un imprescindible para Dusko. Otro de los grandes nombres de la plantilla como Wade Baldwin, sin embargo, no consigue arrancar y en la Fonteta estuvo lejos del rendimiento que se espera de un jugador de su calidad.

El base norteamericano llegó a Vitoria-Gasteiz como el gran fichaje del verano del Baskonia, que hizo un importante esfuerzo para convencer a uno de los mejores jugadores de la pasada edición de la Euroliga y adelantarse al interés de otros clubes del continente.

Tras perder a Vildoza y a Henry, el conjunto gasteiztarra necesitaba a un jugador contrastado y con muchos puntos en sus manos para el puesto de base, y nadie mejor para ejercer esa función que Wade Baldwin, que promedió en la pasada Euroliga 15,3 puntos, 4 asistencias y 3 rebotes, convirtiéndose en el noveno máximo anotador de la competición, por delante de Larkin, Punter o Clyburn. Su gran rendimiento fue una de las principales razones de la excelente campaña que realizó el Bayern de Múnich, que se quedó a un paso de colarse en la Final Four.

Aunque sus cualidades físicas y técnicas están más que demostradas, en el Baskonia aún no se ha podido ver ese instinto asesino y esa explosividad característicos Wade Baldwin, ni en la pretemporada ni en la jornada inaugural de la ACB. En los cuatro amistosos que disputó en la fase de preparación dejó algún que otro destello de calidad, pero en ninguno de ellos logró superar esos 15 tantos de media que promedió en la pasada Euroliga.

En su estreno contra el Napoli, la atención de gran parte del baskonismo estaba fijada en él, pero protagonizó un partido bastante gris, con 10 puntos y un 3/10 en tiros de campo. Eso sí, apareció en el momento decisivo del choque para anotar con buenas acciones individuales. Ante el Sassari sus prestaciones mejoraron, dando a entender que poco a poco iba tomándole el pulso al juego del Baskonia, con 14 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias.

Cuando el norteamericano empezaba a coger ritmo de competición, su progresión se vio frenada en seco por una sobrecarga muscular que lo mantuvo un tiempo apartado de los entrenamientos, lo cual podría ser uno de los motivos por los que ha iniciado la campaña a medio gas. Este contratiempo le hizo perderse los amistosos contra el Lenovo Tenerife y el Fuenlabrada, para regresar después en la Euskal Kopa frente al Bilbao Basket, duelo en el que el equipo en su conjunto estuvo irreconocible y cayó por un hiriente 93-68.

En el Trofeo Álava-Araba, la enorme diferencia entre el Baskonia y el CSU Sibiu romano hizo que fuera difícil sacar conclusiones, pero, a pesar de medirse con defensores de poco nivel y anotar 12 puntos, Baldwin no logró destacar. Su falta de rodaje y chispa, que ya se podía adivinar durante la pretemporada, quedó en evidencia a la hora de la verdad, en su estreno en partido oficial contra el Valencia Basket. Ivanovic decidió alinearlo en el quinteto inicial y, de hecho, fue el segundo jugador azulgrana que más minutos estuvo sobre el parqué tras Giedraitis.

Sin embargo, su actuación fue más bien pobre y solo encestó uno de los nueve lanzamientos que intentó, quedándose en dos puntos y siendo uno de los peores baskonistas. Lo único positivo de su actuación fue su defensa, ya que demostró rapidez de manos y robó tres balones, pero en ataque restó más que sumó. Sus resbalones en momentos importantes del partido terminaron de empañar una actuación que tuvo que salvar el capitán Jayson Granger, asumiendo galones en el puesto de uno y dotando de fluidez al juego del equipo cuando estaba sin ideas.

Al final, la historia tuvo un final feliz para el Baskonia, que, no obstante, necesitará de la mejor versión de Baldwin si quiere aspirar a cosas importantes esta temporada, ya que solo cuenta con dos piezas para el puesto de base y no puede depender únicamente de Granger, que es un jugador menos anotador que el norteamericano. El equipo y el entrenador confían plenamente en el ex del Bayern y así lo demostraron cuando, a pesar de su errática actuación en los tres primeros cuartos en la Fonteta, dibujaron varias jugadas con aclarados para él en los momentos decisivos del choque.

De hecho, de sus manos nació el alley oop de Granger a Costello en los minutos finales, después de que la defensa valencianista intentara arrinconarlo con un dos contra uno. Solo falta que el de Nueva Jersey coja confianza, se adapte al juego de Ivanovic y, sobre todo, que la pelota entre.

La sobrecarga muscular que le hizo perderse los amistosos contra el Tenerife y el Fuenlabrada puede ser la causa de su lento arranque

Baldwin fue el segundo jugador con más minutos en la Fonteta, pero fue Granger el encargado de desatascar el juego en el último cuarto