Los partidos que no tienen vuelta atrás requieren que las estrellas den un paso al frente y ayer fueron hasta cuatro los baskonistas que reclamaron galones en este sueño del TD Systems de recuperar un cetro copero que se le resiste desde 2009. Hasta los 71 puntos en el casillero azulgrana se fue la suma de las anotaciones conseguidas por Achille Polonara (19), Rokas Giedraitis (19), Alec Peters (17) y Pierria Henry (16), quienes se combinaron a la perfección para acabar con la resistencia de un meritorio Joventut que, al final, hubo de claudicar ante semejante avalancha ofensiva. Una exhibición a ocho manos de las que brotó un concierto que rozó la perfección y que vino a otorgar al equipo de Dusko Ivanovic el pase a semifinales.

Polonara, de quien lo único sorprendente esta temporada es que su nivel sigue elevándose cada semana hasta exceder lo superlativo, mantuvo una consistencia tremenda a lo largo de todo el encuentro y fue el ejecutor perfecto a cada amago de reacción badalonesa. Ya fuese con su facilidad para correr el contraataque, con esa capacidad que tiene para mantenerse en el aire cuando su defensor está ya bajando o con atinados aciertos desde el exterior, el italiano firmó una actuación descomunal. Porque no solo de puntos se nutre un trabajo en el que también se incluyeron seis rebotes, tres asistencias, tres tapones y dos recuperaciones que hablan bien a las claras, como sus 29 créditos de valoración, de su importancia en todos los aspectos determinantes del juego.

Si Polonara encarnó la regularidad a lo largo de los cuatro períodos, tanto Giedraitis como Peters protagonizaron explosiones puntuales que fueron determinantes para atar la victoria. El lituano empezó muy fuerte para apagarse después, pero en el tercer cuarto anotó una decena de puntos casi consecutivos que permitieron resistir al acoso del Joventut durante esos minutos. Por su parte, el estadounidense, que en el plano defensivo tuvo una tarde para olvidar, fue el encargado de finiquitar casi por completo las opciones de los verdinegros con un decisivo triple al final del tercer cuarto, preludio de los nueve puntos que anotó en los diez minutos finales para asegurar el triunfo.

Eso sí, la rúbrica del partido llevó el sello de un Henry que es un espectáculo andante. El estadounidense fue el gran responsable de que en el primer cuarto el Baskonia consiguiese una renta en el marcador que ya iría gestionando con mayor o menor comodidad durante los treinta minutos siguientes. Una decena de puntos culminada con un tremendo mate en el último segundo volando por encima de Brodziansky que apunta desde ya a mejor jugada de la Copa. Pero, además, cuando el Joventut era aún una amenaza, una canasta desequilibrado y escorado firmó el triunfo y la clasificación con una exhibición a ocho manos.