Con semejante ternura, uno no puede aspirar a grandes gestas en esta Euroliga. El Top 8 empieza a ser un objetivo cada vez más inviable para el Baskonia, de nuevo con una coraza excesivamente frágil en Tel Aviv. Ni la regularidad ni la constancia están siendo unas buenas compañeras de viaje de un maratoniano azulgrana al que ya se le ven demasiado algunas costuras y cuya famélica rotación le impide tutear a los más poderosos.

Las oportunidades para reengancharse a la pelea por un hueco entre la flor y nata continental van pasando. Ya no es posible sorprender a los grandes transatlánticos ni mucho menos llevarse al zurrón el basket average con algunos rivales directos que describen una línea ascendente en su juego. Mientras tanto, la solidez del Baskonia se resiente y todos los partidos tienen un patrón casi idéntico con un saco de puntos en contra. Además, el desgaste emocional que siempre supone ir por detrás en el marcador pesa como una losa.

Tras el batacazo en Estambul, el Maccabi le negó cualquier posibilidad de redención al Baskonia, de nuevo un equipo excesivamente tibio y laxo como para conquistar uno de los legendarios santuarios continentales. Pese a que el conjunto israelí no transmitió síntomas de una fortaleza descomunal y abrió la puerta a la posible remontada azulgrana en varias fases, el desplazamiento a Tel Aviv no sirvió para cicatrizar ninguna herida y renovó la manifiesta incapacidad para levantar un muro que dificultara las cómodas evoluciones locales en la ofensiva.

No ayudaron los árbitros con alguna decisión controvertida y el desgaste va haciendo paulatinamente mella en los contados soldados de Ivanovic. Siendo ello cierto, las excusas deben quedar en un segundo plano porque el Baskonia se vio desbordado una jornada más por la elevada cadencia anotadora de un rival que abrió excesivas vías de agua en todos los lugares. El crédito acumulado por la formación alavesa comienza a evaporarse en un torneo exigente a más no poder donde se necesitan dosis más contundentes en cuanto a poderío físico, atleticismo y solidez.

No solo fue un venenoso festival por parte de los pequeños de Sfairopoulos, sino que en la pintura Hunter fue un martillo pilón con sus 'alley oops' ante la vista gorda de Fall. El papel de perseguidor le sentó fatal al Baskonia. Los triples de Peters y Giedraitis alimentaron de forma mínima la esperanza en el epílogo (80-76), pero una ingenua falta por moverse en el bloqueo del gigante senegalés y el posterior triple de Wilbekin constituyeron el principio del fin. Por si ello fuera poco, la rapidez con la que el equipo vitoriano entró en el bonus en el último cuarto se tradujo en un carrusel de tiros libres para los locales que ensancharon la desventaja.

El Maccabi hurgó desde un primer momento en las carencias defensivas azulgranas y el partido discurrió por unos cauces muy desfavorables. Sin sacrificio atrás no se gana a prácticamente nadie en esta Euroliga y el Baskonia fue incapaz de detener la sangría en la faceta donde Ivanovic siempre hace más hincapié. Fue otra velada donde el TD Systems hizo la goma y no pudo seguir el inclemente ritmo de otro adversario dispuesto a aprovechar todas las facilidades.

Tras el 0-6 inicial, el conjunto israelí se apoderó por completo del tempo de la velada castigando los graves desajustes en las filas alavesas. Y todo ello pese a que su rutilante estrella Wilbekin estuvo irreconocible tras retirarse al intermedio con su casillero anotador inédito y firmar erráticos porcentajes. El Maccabi pudo sobrevivir sin su gran amenaza y eso deja en mal lugar al TD Systems, empeñado en intercambiar canastas sin demasiado sentido y que tendió una alfombra roja para el lucimiento de jugadores locales con escaso fuste.

Entre la perniciosa lentitud a la hora de correr hacia atrás, las desatenciones en el cierre del rebote defensivo y la escasa actividad de sus exteriores en el uno contra uno, el Baskonia siempre compitió con la lengua fuera. A nivel individual, también se echó de menos una versión más punzante de Vildoza, Polonara, Giedraitis o los inoperantes 'cincos'. Henry despertó tarde del letargo y la muñeca de Peters resultó a todas luces insuficiente. El tiempo se acaba y la desventaja respecto al octavo lugar crece peligrosamente.

Demasiado blando La Euroliga castiga a los equipos tiernos y el Baskonia no alcanzó los mínimos exigibles en cuanto a dureza ante un Maccabi en el que todos sus jugadores anotaron, los exteriores camparon a sus anchas y Hunter fue un martillo pilón con sus 'alley oops'. Siempre por detrás en el marcador tras el 0-6, el conjunto vitoriano volvió a desangrarse atrás.

Rotación famélica También resulta difícil competir en determinadas pistas con tan solo nueve jugadores. Se sabía que la plantilla en manos de Ivanovic era corta y, a medida que pasan las jornadas, el desgaste se hace cada vez más notorio en las piernas de un grupo insuficiente.