- Tras una larga espera como consecuencia de la histórica cancelación de la pasada temporada que dejó desierto el título de campeón, regresan por fin los fastos de la Euroliga más incierta que se recuerda. La máxima competición continental vuelve a abrirse paso entre un mar de incertidumbres y desgraciadamente muy pocas certezas para los aficionados. Si la Liga ACB no ha podido evitar ya los aplazamientos en las primeras jornadas ante la imparable propagación del virus, todo se complica sobremanera cuando se pasa del ámbito doméstico al internacional debido a la colisión de regulaciones y sensibilidades muy diferentes en cada país.

Jordi Bertomeu tiene ante sí un reto mayúsculo con el fin de mantener a buen recaudo un negocio que la pasada campaña generó a su organización y, por ende, los 18 participantes unas pérdidas difíciles de cuantificar por culpa de la pandemia. De ahí que el CEO de la Euroliga lleve meses trabajando en el diseño de los mecanismos que puedan posibilitar la disputa de la competición con una aparente normalidad. Claro que la evolución de la emergencia sanitaria es imprevisible y nadie puede saber a ciencia cierta en este momento si será necesario terminar recurriendo a un sistema de burbuja en alguna sede fija europea para la resolución del título mediante un torneo exprés.

Dando por sentado que el coronavirus puede obligar a cambiar las fechas de muchos partidos o reubicarlos en otros lugares, la Euroliga 2020-21 amanece con serios interrogantes. La competición acoge a equipos de hasta diez estados diferentes (España, Italia, Grecia, Alemania, Rusia, Francia, Israel, Lituania, Serbia y Turquía) y los rebrotes de las últimas semanas por toda Europa cuestionan seriamente el desarrollo de la maratoniana fase regular, que nuevamente constará de 34 interminables jornadas.

En el ámbito estrictamente deportivo, el TD Systems Baskonia encara con la máxima ilusión el titánico reto de ser competitivo en un torneo repleto de miuras donde, a priori, su listón debería estar colocado en los cuartos de final. La pista siempre se encarga de poner a cada uno en su sitio, siempre hay clubes que terminan rindiendo muy por debajo de lo esperado cuando sus plantillas infunden temor antes del pistoletazo de salida y el club vitoriano se niega sistemáticamente a poner freno a su ambición pese a sus consabidas limitaciones económicas, de ahí que una edición más todo sea posible. Eso sí, la lógica dicta que la tropa adiestrada por Dusko Ivanovic figura uno o incluso dos peldaños por debajo del selecto grupo de aspirantes al reinado continental.

Si la emergencia sanitaria no lo impide, la Euroliga volverá a convertirse en una salvaje carrera de fondo en la que siempre resulta aconsejable ir de menos a más. Teniendo en cuenta el calendario tan cargado de partidos o que durante varias semanas habrá doble jornada con apenas 48 horas de margen para recuperarse de los esfuerzos, casi siempre sobreviven aquellos conjuntos con las plantillas más largas y los que pueden ir dosificando a sus mejores piezas.

En plena remontada hacia los puestos del Top 8, el Baskonia vio cortado de raíz el pasado curso su crecimiento en el momento más dulce justo en vísperas de visitar al Maccabi en la caldera de La Mano de Elías. El objetivo de erigirse en una china en el zapato de los poderosos se mantiene intacto para un maratoniano azulgrana obligado a reinventarse con la pérdida de su último gran icono. Toko Shengelia ha puesto rumbo al gélido invierno de Moscú, pero existen motivos para no perder la confianza en que el nuevo proyecto de Josean Querejeta seguirá dando la cara.

La posible consagración de Luca Vildoza como un jugador desequilibrante, la continuidad de baluartes consolidados como Pierria Henry, Ilimane Diop o Zoran Dragic y la llegada de tres jugadores con sobrada experiencia en la competición continental como Rokas Giedraitis, Tonye Jekiri y Alec Peters deben sostener la solidez vitoriana en un torneo que lleva al límite a todos los participantes a nivel físico y mental. Por el contrario, queda la duda acerca del papel de los tres jóvenes canteranos, que hasta ahora jamás se han visto sometidos a este grado de exigencia.

En el entorno azulgrana anida la sensación de que para dar una respuesta solvente a los múltiples desafíos de esta edición quizá sea necesario un nuevo impulso en forma de fichaje ilusionante. Desde luego, el Baskonia dispararía su cotización con el desembarco de un combo anotador que eleve la munición de un perímetro en el que apenas Vildoza sobresale como un solitario generador en el uno contra uno.

En el primer vagón de los favoritos viajan claramente el Anadolu Efes del majestuoso Shane Larkin y el CSKA, último campeón de la Euroliga en 2019 en el Buesa Arena. El conjunto turco mantiene la espina dorsal que le llevó la pasada temporada a dominar el torneo con puño de hierro hasta su cancelación, mientras que la vuelta de Will Clyburn tras su grave lesión de rodilla y los fichajes de Toko Shengelia y Nikola Milutinov convierten a los rusos en otro diáfano aspirante a la gloria.

El Real Madrid, especialmente si pierde a Facundo Campazzo en las próximas semanas con destino a la NBA, y un Barcelona todavía en pleno proceso de acoplamiento a las nuevas ideas de Sarunas Jasikevicius, deberán hilar muy fino si quieren erigirse en unas alternativas de poder en esta edición. El juego interior de blancos y culés continúa a la espera de una última pieza que complemente a Walter Tavares y Brandon Davies, respectivamente.

Si ha habido un animador en el mercado estival que viene una vez más de irrumpir como un elefante en una cacharrería para dejar atrás su larga espiral de fracasos, ese no es otro que el Armani Milan. La entidad lombarda se ha hecho con los servicios de Malcolm Delaney, Kyle Hines, Luigi Datome, Kevin Punter, Zach Leday y el exbaskonista Shavon Shields. Toda una declaración de sus intenciones, aunque está por ver si Ettore Messina hará de esta colección de estrellas un bloque realmente sólido. Desde luego, en el pasado no lo ha conseguido y las dudas permanecen intactas.

Habrá tortas en la cruenta pelea por un puesto en el Top 8. Además del Baskonia y Valencia Basket, la lista de candidatos vuelve a incluir a los grandes clásicos de una competición que apenas se ha visto debilitada por los interminables tentáculos de la NBA. Además de Campazzo, es casi seguro que Deni Avdija (Maccabi) y Jock Landale (Zalgiris) harán las maletas con destino a la mejor liga del mundo en cuanto se abra el mercado para los agentes libres.

El Maccabi mantendrá una temporada más el sello de equipo extremadamente físico con Ioannis Sfairopoulos al mando de las operaciones, el Fenerbahce inicia una nueva era tras la marcha del banco del carismático Zeljko Obradovic -relevado por Igor Kokoskov- y los griegos del Olympiacos y Panathinaikos -ya sin los medios económicos de antaño- parecen mostrar numerosas grietas a la hora de intentar reverdecer viejos laureles. Los rusos del Khimki y Zenit San Petersburgo también se han movido de forma notable en el mercado tras hacerse con piezas muy codiciadas. En el caso del cuadro liderado por el ahora lesionado Alexey Shved, su salto cualitativo se resiste desde hace mucho tiempo.

Los seguidores azulgranas también seguirán con mucha atención las evoluciones de dos modestos: el Zalgiris y el Alba Berlin. En Kaunas ha recalado un Pato Garino reacio a aceptar la oferta de renovación planteada por el Baskonia, mientras que el conjunto alemán es el nuevo destino profesional de un Jayson Granger maltratado vilmente por las lesiones en Vitoria y ansioso de recuperar la autoestima con Aíto.

El Asvel Villeurbanne, el Bayern Munich y el Estrella Roja se perfilan como las posibles cenicientas de la Euroliga, aunque como locales volverán a ser huesos muy duros de roer. Que el balón pueda lanzarse al aire, de momento, ya es una alegría para los amantes de este juego. En el caso del Baskonia, su puesta de largo no podía ser más picante con la visita del Real Madrid al Buesa Arena este viernes 2 de octubre.

El torneo acoge a clubes de diez países diferentes y parece inviable que se puedan disputar con normalidad los partidos de la fase regular

El techo del cuadro alavés debería ser por pura lógica el 'Top 8', aunque nadie quiere poner freno a la ambición de inquietar a los más grandes

Si el Real Madrid pierde a Campazzo, el Efes de Larkin y el CSKA de Shengelia se quedarán como los principales candidatos a la gloria europea