- En Valencia fue la clásica pillería de un jugador inteligente tras zafarse del marcaje de Kuric y culminar la puerta atrás fabricada por Polonara con una bandeja para la posteridad. Este domingo volvió a enfundarse la capa de héroe en otro duelo que se encaminaba hacia la prórroga. Bien plantado con los dos pies en el suelo esperando su momento para apretar el gatillo y con una confianza plena en que el balón terminaría besando la red del Buesa Arena, Vildoza embocó una perfecta suspensión desde un lateral que, en condiciones normales, habría desatado la locura de una grada azulgrana esta vez desértica.

Sendas acciones con la rúbrica final de un elegido para la gloria. Dos pesos pesados como el Barcelona y el Valencia Basket rendidos, a la postre, a los pies del argentino, cuyos galones ya nadie discute en el seno del TD Systems Baskonia después de que Tornike Shengelia emigrara durante el mercado estival al gélido invierno de Moscú. Con contrato en vigor en la capital alavesa hasta junio de 2024, Vildoza arrancó la campaña liguera 2020-21 con el colmillo tan afilado como en la fase final de la Liga ACB en Valencia. En definitiva, el imprescindible desatascador de un equipo vitoriano del que ya se siente capitán general.

En su cuarto ejercicio de militancia azulgrana y sin aparentes sombras que discutan ya su incuestionable liderazgo, el marplatense siente por fin que le ha llegado la hora de dar un pasito más y ambiciona disponer de un rol más importante si cabe. Para poder erigirse en esa estrella desequilibrante que se propuso en su día cuando aceptó la oferta de Josean Querejeta para salir de su zona de confort en el Quilmes de su país natal y pasear su vena talentosa por el Viejo Continente, aún queda un cierto camino.

Sin embargo, que Vildoza está madurando a pasos agigantados y se encuentra predestinado a hacer realidad dicho objetivo es algo sabido por el propio club, los compañeros percatados de su inmensa calidad e incluso unos aficionados reticentes hasta hace bien poco debido a la falta de constancia en la toma de decisiones. La clase inagotable del exterior albiceleste comienza a florecer a borbotones en un equipo que no anda sobrado de compulsivos anotadores en su cuerda exterior y necesita buenas dosis de pólvora para incrustarse entre los más grandes.

A falta del ansiado combo, nadie como Luca en el actual engranaje baskonista para penetrar como un cuchillo entre un bosque de piernas y brazos del rival de turno y jugarse la última bola ganadora de cara a un posible ascenso a los altares. De momento, el argentino está respondiendo con creces a la confianza de Ivanovic mientras el montenegrino trata de romperse la cabeza para enmascarar los serios problemas alaveses de anotación en el jeroglífico del juego estático.

Apreciada la estructura del equipo y en un perfecto estado físico tras el calvario vivido el pasado curso con su lesión de hombro, todo hace indicar que Vildoza tiene allanado por completo el camino para, a sus 25 años, vivir la campaña de su explosión definitiva en Vitoria. Viendo cómo se las gasta y con la autoestima por las nubes, aproximarse al álgido nivel de otras estrellas en la Euroliga no debería constituir un objetivo descabellado para Luca siempre que disponga de un ecosistema propicio a la hora de clavar su aguijón a las defensas contrarias.

Es ahora o nunca para un jugador muy especial que comienza a encandilar al baskonismo con esa finura y un don privilegiado para sacarse conejos de la chistera en los momentos comprometidos. Donde antes se quedaba a medio camino como consecuencia de la precipitación o una mala lectura del juego con los consiguientes tiros fuera de lugar, en los últimos tiempos viene destapándose como un seguro de vida.

Susceptible de sacar las castañas del fuego gracias a un simple fogonazo de lucidez, Vildoza es junto a Giedraitis el principal faro ofensivo al que se agarra hoy en día el Baskonia para salir indemne de grandes refriegas como la vivida el domingo ante el Valencia. Un brillo que curiosamente coincide con su reciclaje durante muchos minutos al puesto de dos. No es casualidad que, liberado de labores organizativas en la dirección, y gracias, en parte, al trabajo sucio de Henry, Vildoza esté viviendo actualmente sus momentos más dorados como baskonista.

Ambos exteriores conforman una sociedad muy interesante que tiene visos de reeditarse cada vez que un partido se resuelva con una moneda al aire. La contundencia defensiva del norteamericano, una pegajosa lapa capaz de meter manos en todos los lugares de la cancha y que eleva la temperatura física hasta unos niveles insoportables para sus livianos pares, combinada con los trucos del mago Vildoza en la ofensiva, constituyen un cóctel explosivo al que Ivanovic difícilmente podrá renunciar si el fichaje pendiente de la cuerda exterior no ofrece excesivas garantías.

Cuando comparte minutos con Henry y desplazado al puesto de 'dos', su pegada golpea al adversario de una manera espectacular

Si no se tuercen las cosas, el marplatense está llamado a vivir la temporada de su consagración definitiva como jugador azulgrana