- Es cierto que de un único encuentro, y más si se trata del primer amistoso de la pretemporada, no se pueden extraer conclusiones demasiado fiables. Las maquinarias y tienen por delante un largo periodo de ajustes antes de estar en condiciones de ofrecer su máximo rendimiento. Sin embargo, no es menos verdad que la primera impresión acostumbra a ofrecer pistas muy válidas sobre el futuro. De la misma manera que hay motores

Con estas premisas sobre la mesa, el estreno del nuevo Baskonia de la temporada 2020-21 el jueves ante el San Pablo Burgos ofrece varias lecturas interesantes. Al margen del resultado, una derrota que puede considerarse comprensible ante un adversario en una fase más avanzada de la preparación, el duelo permitió vislumbrar el esbozo inicial del TD Systems que debe defender la corona de campeón de la ACB.

En este sentido los focos apuntaban principalmente a las numerosas caras nuevas que presentaba el combinado de Dusko Ivanovic. El verano ha servido para llevar a cabo una profunda renovación en la escuadra azulgrana y la visita a Burgos se presentaba como la primera ocasión para comenzar a conocer a los recién llegados. Los veteranos del vestuario del Buesa ofrecieron, en líneas generales, lo que se esperaba de ellos. Entre los nuevos, en cambio, dos nombres propios reclamaron el papel protagonista.

Giedraitis y Jekiri. O, lo que es lo mismo, Rokas y La Roca. El lituano y el pívot fueron sin dudas los más destacados por parte vitoriano y, lo que es más importante, pusieron sobre la mesa a las primeras de cambio las credenciales que deben permitirles disfrutar deun rol importante dentro del equipo. Al más puro estilo de su compatriota y también exbaskonista Arvydas Macijauskas, el alero echó por tierra a las primeras de cambio el mito del periodo de adaptación. Prácticamente desde el salto inicial asumió sin ninguna duda la responsabilidad en ataque y confirmó que no le tiembla la mano lo más mínima. Los veinte puntos anotados en los casi 36 minutos que estuvo en pista (acompañados además por siete rebotes) dan buena cuenta del enorme caudal ofensivo de que dispone.

Pero para que cualquier construcción -y un equipo lo es- sea sólida necesita de equilibrio. No todo puede ser pensar en la canasta contraria y el juego preciosista. Y es ahí precisamente donde entró en escena el enorme para inyectar grandes dosis de cemento en la zona y, de esta manera, impedir el acceso de los jugadores del Burgos a las cercanías del aro.

Pero su aportación no se limitó a su notable trabajo defensivo. Aunque las virtudes técnicas no son precisamente su fuerte, ejecutó con acierto los movimientos que domina en ataque para sumar unos nada despreciables diez puntos. Y donde, evidentemente, sobresalió fue en el rebote, con nada menos que once capturas. Siete de ellas en la canasta contraria. Un valioso botín que, si es capaz de mantenerlo con regularidad, ofrecerá grandes réditos a la escuadra de Dusko Ivanovic. Por no hablar de los grandes espacios que habilitó a sus compañeros con sus contundentes bloqueos. Un trabajo sucio. Una labor que, entre ttros, le agradeció especialmente Giedraitis. Rokas y La Roca. Una sociedad limitada que acaba de fundarse pero que puede dar muchas alegrías a este Baskonia.

Giedraitis. Estuvo casi 36 minutos en pista (35.53), en los que anotó 20 puntos (2/4 en tiros de dos, 4/9 en triples y 4/4 en libres), capturó 7 rebotes (3 ofensivos), dio 2 asistencias y recibió 4 faltas personales para un total de 25 de valoración.

Jekiri. Dusko Ivanovic le utilizó durante 26 minutos y 49 segundos. Anotó 10 puntos (3/7 en tiros de dos y 4/5 en libres), capturó 11 rebotes (4 defensivos y 7 en ataque), colocó 2 tapones y recibió 3 faltas para sumar 15 créditos de valoración.

40

Esa fue la valoración conjunta de Giedraitis y Jekiri en el encuentro ante el Burgos. Una cifra ya de por sí importante pero que adquiere todavía una mayor relevancia teniendo en cuenta que la de todo el equipo fue 61.

Con público. Después de estrenarse el jueves con derrota en Burgos, el Baskonia continúa hoy con su particular calendario de amistosos de la pretemporada. Una cita que, en esta ocasión, tiene un sabor especial por varios motivos. El primero porque, aunque menor, pone en juego el primer título del curso. Se trata, claro está, de la Euskalcopa. Lo que implica que supone también poder disfrutar del derbi más madrugador de la campaña. En este caso ante el Bilbao Basket, que de la mano de nuevo de Alex Mumbrú tratará de repetir el excelente papel que le convirtió en una de las revelaciones de la pasada temporada. Pero probablemente el factor que convierte en más especial el encuentro que tendrá lugar a partir de las seis de la tarde en el pabellón de Mendizorroza es que, por primera vez en mucho tiempo, los profesionales podrán contar con el apoyo del público. Un aforo limitado a 500 personas pero que, sin duda, disfrutarán como nunca.

El lituano ofreció la clase y la pólvora que abundan en sus manos mientras que el pívot puso el ‘cemento’ y la dureza imprescindible en la zona