El titánico reto del Top 8 todavía es posible. Las constantes vitales del Baskonia en la Euroliga siguen vivas tras una victoria imprescindible en el Audi Dome, donde esta vez no se repitieron los estropicios de otras salidas a las canchas más asequibles de la máxima competición. A diferencia de los fatídicos episodios vividos meses atrás en San Petersburgo o Villeurbanne, el equipo vitoriano supo cocer a fuego lento otro encuentro de escasa vistosidad e impuso su estado de extrema necesidad ante un rival abandonado a su suerte.
En este tramo tan asequible del calendario toca agarrarse con uñas y dientes a las remotas opciones de alcanzar la octava plaza y es lo que están haciendo los hombres de Ivanovic antes de que regresen las curvas en el calendario a partir de la próxima semana. El desafío de colarse una temporada entre la flor y nata europea continúa salpicado de obstáculos, pero habla bien del Baskonia su capacidad para no desvanecerse en una Euroliga donde el atasco en la zona central de la clasificación cuenta con pocos precedentes. La mano de Ivanovic se deja sentir en ese sentido, aunque no abunda el talento en esta plantilla para protagonizar grandes heroicidades de aquí en adelante en las envenenadas salidas restantes.
Si bien le costó plasmar más de la cuenta su superioridad, algo que no hizo realidad hasta bien entrado el último cuarto con un quinteto en el que no figuraba Shengelia, el Baskonia terminó reinando con suficiencia en una noche de guante blanco. Tan solo hizo falta minimizar al máximo los errores de bulto acontecidos en un errático cuarto inicial para destapar las débiles costuras del Bayern, un tibio y desangelado anfitrión que se ha convertido en un hueso fácil de roer en la Euroliga. El campeón alemán arrancó con fuerza, pero se fue consumiendo con el paso de los minutos.
Mejoría progresiva Tras probar infinidad de combinaciones a lo largo de la velada, Ivanovic encontró por fin la pócima del éxito. La estabilidad de Henry en el timón y el sacrificio de Polonara desbrozaron el camino para un Baskonia que encontró en Eric a un pívot dominante mientras le respetaron las faltas y también agradeció el ardor de Dragic y Diop entre los hombres de la segunda unidad. Por contra, apenas hubo noticias de Janning o Shields, mientras que el decadente Fall volvió a ser un elemento intrascendente de un Kirolbet que se acostó ayer momentáneamente a una sola victoria del octavo lugar. En realidad, son dos porque tiene el basket average perdido con el pujante Zalgiris de Jasikevicius.
Tan solo habían transcurrido siete minutos de la velada e Ivanovic ya había puesto en liza en el Audi Dome a sus tres bases, una diáfana señal del clamoroso desgobierno existente en un Baskonia que decidió pegarse un tiro en el pie y comprometer sus opciones de victoria por culpa de sus incesantes pérdidas de balón. Ni siquiera necesitó el Bayern una presión atosigante para encontrarse con infinidad de regalos con entregas de balón impropias de cualquier aspirante al Top 8.
El cuadro alemán, justito de talento, desahuciado en la Euroliga y privado de dos de sus mejores efectivos (Koponen y Dedovic), se encomendó al acierto exterior y a la dictadura bajo los aros de Monroe para dominar en la primera fase del encuentro. Todo cambió para bien a partir del segundo cuarto, momento en que Christon se asentó en el timón, Eric impuso su músculo en la lánguida zona teutona y Dragic proporcionó minutos de calidad saliendo desde el banquillo. El Bayern puso su granito de arena para la reacción azulgrana con su desacierto desde la larga distancia.
Llegó otra nueva desconexión tras el descanso, momento en que Ivanovic dio una nueva vuelta de tuerca al equipo introduciendo cuatro hombres altos -Shields como dos y Polonara al tres- para combatir la animosidad del anfitrión alemán. Las alternativas en el marcador fueron una constante en un partido presidido por el desorden y el caos durante bastantes minutos. El Baskonia, eso sí, acertó a reconducir el rumbo con un parcial de 0-8 en las postrimerías del tercer cuarto que allanó definitivamente el camino hacia la victoria. Casualidades del destino, la ruptura definitiva en el marcador se produjo con Shengelia sentado en el banquillo. La ultradependencia del georgiano no fue tan acuciante como en jornadas precedentes, un buen síntoma para el futuro.
Las claves
Demarraje letal Un partido bastante parejo y presidido por las alternativas en el marcador viró por completo hacia el Baskonia en la recta final del tercer cuarto. Con Henry insuflando rigor al timón, Polonara endureciendo la defensa y tanto Eric como Diop haciendo daño bajo los aros, Ivanovic halló la pócima del éxito.
Inmune a las deficiencias Pese a sus errores de bulto en los albores del encuentro con pérdidas infantiles y la nula pegada de jugadores como Janning o Shields, el equipo vitoriano mantuvo la seriedad ante un insípido Bayern que confirmó las razones de su precaria trayectoria continental en la presente temporada.
71 BAYERN MÚNICH: Sisko (2), Bray (10), Lucic (4), Barthel (10) y Monroe (18) --quinteto inicial--; Lo (16), Lessort (-), Huestis (-), Flaccadori (-), King (-) y Zipser (11).
80 KIROLBET BASKONIA: Henry (8), Dragic (13), Shields (4), Shengelia (11) y Eric (16) --quinteto inicial--; Christon (8), Fall (-), Diop (7), Polonara (5), Janning (8) y García (-).
PARCIALES: 25-21, 16-23, 13-16, 17-20.
ÁRBITROS: Zamojski, Difallah y Tsaroucha. Eliminaron a Diop y Eric en el Baskonia por faltas personales.
PABELLÓN: Audi Dome. 4.345 espectadores.