Vitoria - De nada sirve fustigarse o caer en el desánimo cuando a las 48 horas de una derrota tan cruel como la encajada por el Baskonia en Madrid llega la primera oportunidad para la redención. Pese a la difícil realidad que vive un equipo víctima de toda clase de fatalidades durante esta temporada, el combinado vitoriano todavía sigue a tiempo de reengancharse a la cruenta pelea por el Top 8.
La zona media-baja se encuentra tan comprimida que prácticamente nadie ha dicho su última palabra. Eso sí, el margen de error se ha reducido a la mínima expresión. Restan once jornadas para la conclusión de la maratoniana fase regular de la Euroliga y aún subyace algo de optimismo con el fin de contemplar a los de Dusko Ivanovic entre los candidatos a la zona de privilegio. La dificultad es extrema, pero no parece del todo imposible obrar un milagro por el que casi nadie apuesta en este instante.
Y es que con la visita al Buesa Arena de un Asvel venido a menos arranca una esperanzadora secuencia de cinco partidos en los que el Baskonia debe recortar la desventaja de tres triunfos que le separa de la octava posición. La cancha de Zurbano tiene la llave para tratar de propiciar la resurrección de un equipo que, tras la visita del cuadro galo, recibirá a otros dos modestos como el Zalgiris y el Estrella Roja.
Mirando un poco más lejos en el calendario, la posibilidad de revivir en la Euroliga debería ser una realidad si se tiene en cuenta que en las siguientes jornadas tocará visitar al colista Bayern Munich y recibir en Vitoria a otro forastero con vitola de terrenal como el Alba Berlin de Aíto García Reneses. Es decir, todavía existe una ligera brisa de esperanza alrededor de un Baskonia obligado a atajar su dinámica derrotista y reencontrarse con las alegrías.
Ya no quedan excesivas balas en la recámara tras haberse desperdiciado un sinfín de oportunidades para colocar el aliento en la nuca a los rivales que le preceden en la tabla clasificatoria. El Asvel, verdugo en la primera vuelta en aquel fatídico partido celebrado en el Astroballe que se escurrió de las manos en los segundos finales (66-63), se antoja un visitante idóneo para poner la primera piedra de la escalada.
El club propiedad de Tony Parker ha bajado muchos enteros su rendimiento tras convertirse en la revelación de la Euroliga durante muchos meses. Antes de su balsámico triunfo del martes en casa ante el Bayern Munich, había encadenado seis derrotas consecutivas que le hicieron perder el tren hacia el grupo de elegidos.
El adversario azulgrana constituye un buen exponente de lo que es hoy en día el baloncesto francés, sobrado de músculo y capacidad atlética pero muy justito en cuanto a talento y calidad. En cualquier caso, confianzas las justas ante los pupilos adiestrados por Zvezdan Mitrovic, que maneja una rotación larga y tiene en el codiciado Tonye Jekiri a su principal faro.
El fornido poste nigeriano está bien secundado en el juego interior por Adreian Payne, que en la ida causó baja ante el Baskonia por lesión. Se adivina una velada trabada y áspera dado que se enfrentan dos de los equipos con el promedio de puntos más bajo de la máxima competición continental. Las bajas de cierto calado en el Asvel (Jackson y Kahudi) convierten a los alaveses en más favoritos si cabe. - O. San Martín