vitoria - Los Reyes dejaron carbón en el Buesa. Se consumó el fracaso. En realidad, era algo que se veía venir desde hacía semanas vista la pésima planificación o la inacción de Josean Querejeta para subsanar la plaga de lesiones. Ni siquiera llegará con opciones matemáticas a la última jornada en el Gran Canaria Arena un Baskonia que deberá ver la Copa por televisión. Al igual que en 2015, uno de los grandes animadores desde tiempos inmemoriales del torneo con más encanto a nivel estatal ha vuelto a quedar fuera del cartel en Málaga. Un bajón de dimensiones siderales para una afición que había reservado su abono para la fiesta y un castigo merecido para un equipo abandonado por las altas esferas que sobre la cancha ha exhibido argumentos con cuentagotas para hacerse un hueco entre los mejores.
Casualidades del destino, fue un entrenador denostado por el presidente hace poco más de un año el encargado de dar la puntilla a un Baskonia que tristemente ha pasado ya a ser uno más dentro la ACB y sigue dilapidando toneladas del prestigio que se labró durante décadas. Ya no es el equipo dominador de antaño y hoy en día se ve sonrojado por cualquiera. El Manresa de Pedro Martínez, con lo puesto en la dirección pero dotado de un orgullo admirable, sepultó las últimas esperanzas en el Buesa Arena, testigo de la quinta derrota a nivel doméstico tras otra matinal repleta de sombras en la que la iniciativa siempre correspondió al cuadro afincado en el Bagés.
Si la moneda al aire salió cara el pasado jueves ante el Barcelona, ayer tocó cruz. Y todo ello después de que el conjunto vitoriano se viera empequeñecido por la encomiable preparación de partido por parte de Pedro Martínez. Con un base reciclado como Cvetkovic para la ocasión llevando a su antojo la manija del choque, el Manresa también supo hurgar en los males de un Baskonia reo de la ansiedad y su pésima lectura del juego.
venganza de pedro martínez El técnico catalán, perfecto conocedor de los defectos alaveses, dibujó una táctica en la pizarra que se llevó por delante a su exequipo. Maniató a Shengelia gracias al oficio del guerrillero Báez en el poste bajo, castigó una y otra vez con Kravish la pésima defensa del bloqueo y continuación en las filas locales, ordenó bloqueos ciegos con el fin de que Vaulet anotara sin oposición y también insistió en los cortes de los exteriores hacia la zona en busca de canastas sencillas. En defensa, un trabajo perfectamente planificado durante toda la semana y con claro aroma a revancha hacia las altas esferas del recinto de Zurbano.
Shengelia salvó los muebles ante el Barcelona, pero ayer fue el gran damnificado de otra derrota hiriente. Nunca encontró la forma de despojarse los pesados grilletes de Báez e incurrió en alguna pérdida censurable que allanó el camino al rival. Para colmo de males, el Baskonia afrontó los segundos finales sin estar en el bonus, tardó una eternidad en provocar faltas y una antideportiva de Janning le envió definitivamente a la lona. Toolson, el peor enemigo para el tiro libre, puso la rúbrica a la victoria catalana desde el 4,60 mientras la desolación se hacía hueco en las gradas.
En un partido de vaivenes y alternativas, el Manresa siempre estuvo un punto por encima en cuanto a estabilidad, solidez interior y criterio desde el timón. Henry regresó a las andadas, los errores defensivos de Janning y Stauskas pesaron como una losa, Shields se vio superado por un purasangre como Vaulet, Shengelia estuvo completamente anulado y tan solo Diop sostuvo a duras penas la pintura ante la tibieza de Eric y el golpe en el gemelo sufrido por Fall, fuera de combate desde los albores del tercer cuarto.
El Baskonia siempre fue a remolque a lo largo de un encuentro donde vio sometido por el buen hacer y la disciplina táctica del Manresa, un modesto que pese a su orfandad de bases (Ferrari y Pérez) dejó muestras de estar muy trabajado y saber esconder sus limitaciones. El triple sobre la bocina de Janning, que debió verse acompañado de un tiro libre adicional ante la falta de su par cuando armó el brazo, llegó tarde. Para entonces, el Manresa había adquirido un colchón de seguridad suficiente para prolongar su racha triunfal y dejar al cuadro vitoriano sin un objetivo primordial. El futuro no pinta mucho mejor si no se acometen cambios drásticos en la plantilla.
Pedro Martínez, un maestro El entrenador catalán maniató al Baskonia en la pizarra y su plan de partido permitió al Manresa llevar siempre la iniciativa. Desactivó a Shengelia con el perro de presa Báez, insistió en el bloqueo y continuación con Kravish, ordenó bloqueos ciegos para el lucimiento de Vaulet, cortes de los exteriores hacia dentro...
Los vicios de casi siempre La matinal de ayer condensó todos los errores de la temporada. El vitoriano volvió a ser un equipo plano en la dirección, blando a más no poder en el juego interior y sin ninguna continuidad en el juego. Tras jugar con fuego durante toda la primera vuelta, el Baskonia se ha quemado con merecimiento en la hoguera.
Sus fogonazos ofensivos metieron al equipo en la pelea en el último cuarto, aunque a la postre fueron estériles. Atrás volvió a ser un coladero, sobre todo cuando se emparejó con Vaulet.