Vitoria - El desastroso final de temporada que ha protagonizado el Kirolbet Baskonia con la eliminación en cuartos de final de la Liga ACB de manera inesperada ha abierto paso a un período de obligada reflexión en el club antes de emprender la toma de decisiones en la confección del nuevo proyecto. Mucho y en profusión hay que analizar en los despachos del Buesa Arena, aunque el último resultado tampoco debería conducir a la política de tierra quemada. Si bien en los momentos definitivos del curso el equipo ha fracasado de manera estrepitosa -y ahí caben las eliminaciones antes de lo esperado en las dos competiciones domésticas de referencia-, lo cierto es que el rendimiento del equipo en las fases regulares de ACB y Euroliga, así como en el Top 8 de la competición continental, ha sido bueno. Por ello, toca buscar las claves que justifiquen esos fallos en los momentos decisivos ante equipos de potencial inferior al vitoriano como Divina Seguros Joventut y Tecnyconta Zaragoza, que es lo que verdaderamente agrava la cuestión.

A nivel de club, es evidente que se han producido fallos de relevancia en la confección del proyecto y, sobre todo, en el desarrollo del mismo. Por las razones que sean -de momento, nadie las ha explicado públicamente- el único refuerzo a lo largo de toda la temporada ha sido el de Jalen Jones, a pesar de las muchas bajas por lesión que se fueron sucediendo y que condujeron a jugar durante muchas semanas bajo mínimos. En un club cuya máxima es la de “estar en todo momento en el mercado” y que en otras etapas nunca ha dejado de moverse en caso de necesidad, dicha parálisis resulta bastante extraña. Más aún cuando al principio del curso no se optó por una configuración de plantilla más larga, una cuestión que se antoja de nuevo fundamental cuando el número de partidos se va a incrementar la próxima temporada.

Esta falta de piezas durante una fase muy importante de la temporada entronca directamente con un problema que es más achacable al estilo del entrenador. Velimir Perasovic casa a la perfección con la política del club de que no existen las excusas y que de hay que ganar cada partido, pero esa idea inamovible le condujo a exprimir al máximo a algunos jugadores que en ciertos momentos podrían haber disfrutado de un mayor descanso en beneficio de los jóvenes, que apenas han sido utilizados, aunque ello hubiese conducida a alguna derrota más.

Una mezcla de factores determinante para entender le hundimiento del equipo a nivel físico desde la eliminación continental, pero que no explica la desconexión mental.