vitoria - Posiblemente muchos le hayan perdido la pista desde hace tiempo o ni siquiera tendrán un efímero recuerdo de este eléctrico combo de infausto recuerdo. Entre los nombres fatídicos que han clavado algún puñal en la lustrosa trayectoria continental del Baskonia, se encuentra sin lugar a dudas Jeremy Pargo. El estadounidense, que acaba de reaparecer con el Maccabi tras un largo periodo en el dique seco como consecuencia de su problemas crónicos en la espalda, vuelve a pisar esta noche el Buesa Arena, una cancha donde congeló los ánimos de la hinchada azulgrana un 24 de marzo de 2011.

El equipo vitoriano, dirigido por Dusko Ivanovic en aquel instante y con nombres rutilantes entre sus filas como Mirza Teletovic, Fernando San Emeterio, Pau Ribas, David Logan o Nemanja Bjelica, acariciaba con la yema de los dedos su presencia en la que hubiese sido por entonces su quinta aparición en una Final Four. Tras sumar la primera victoria (76-70) en el play off de cuartos ante el Maccabi, los seguidores baskonistas soñaban con otra machada que amarrase virtualmente el pasaporte para el magno evento previsto unas semanas más tarde en Turín.

El segundo asalto fue un toma y daca constante hasta la aparición de Pargo. El exterior nacido en Chicago se erigió en el héroe de los macabeos gracias a una suspensión desde cinco metros que estableció el definitivo 81-83 y permitió al Maccabi recuperar el factor cancha. En la mítica Mano de Elías de Tel Aviv, el Baskonia cosecharía sendas derrotas inapelables (81-60 y 99-77). Entre los verdugos de David Blatt, Pargo llevó la voz cantante con 23 y 26 puntos, respectivamente, refrendando su voraz instinto asesino ante el aro vitoriano.

Algo más entrado en años y huérfano ya del prodigioso físico de antaño, el estadounidense se ha convertido desde entonces en un cazador de recompensas sin ningún escrúpulo a la hora de hacerse de oro. Hoy en día, vive su tercera etapa en el legendario club israelí, donde es considerado uno de los hijos pródigos del ínclito presidente Simon Mizrahi. Entre medias, se ha ganado a pulso la fama de nómada con diversas experiencias que han servido para engordar un expediente profesional de lo más variopinto.

Por ejemplo, Pargo fracasó sin paliativos en el CSKA en la temporada 2013-14, nunca consiguió cierta estabilidad en alguna de las ocho franquicias de la NBA donde ha militado -le adornan 531 partidos en la mejor liga del mundo- y, al igual que le ha sucedido a otros norteamericanos deseosos del dinero fácil, no ha dudado en embarcarse en la aventura del exótico baloncesto chino. Allí, además de hincharse a canastas, también dio la nota por su célebre pelea en pleno tiempo muerto de un partido con su compañero Maciej Lampe cuando ambos militaban en los Leopards.

Hermano pequeño de Jannero Pargo, otro conocido base ya retirado que completó una buena carrera en la NBA e incluso probó fortuna en Europa, Jeremy trata de adquirir cuanto antes el imprescindible tono físico después de varios meses fuera de combate. En su vuelta ante el Panathinaikos, consiguió 6 puntos -3 de 9 en tiros de campo-, 2 rebotes y 2 asistencias en los 17 minutos que estuvo en pista. - O. San Martín