vitoria - El Baskonia soñaba este verano con completar una cuerda exterior de ensueño con, entre otros, Shane Larkin y James Nunnally, pero su objetivo se ha quedado en agua de borrajas. Dos jugadores que, sin duda, hubieran colocado al equipo vitoriano en otra dimensión de cara a afrontar el asalto a la Final Four del Buesa Arena en mayo del año que viene. De ambos estadounidenses, quien ha estado más cerca de vestir la elástica azulgrana ha sido el exterior del Fenerbahce durante las dos últimas campañas a las órdenes de Zeljko Obradovic. Hasta el punto de que su contratación estaba apalabrada desde hacía varias semanas a falta de un fleco, a la postre, contraproducente para los intereses alaveses.
En el compromiso por un único año entre Nunnally y el Kirolbet, el jugador quiso dejar una puerta abierta a retomar su carrera en la NBA. Su llegada estaba a expensas de que no recibiera el interés de ninguna franquicia estadounidense, pero finalmente los Timberwolves entraron en escena. Minnesota le puso encima de la mesa un contrato por dos años lo suficientemente atractivo como para que su aterrizaje en Vitoria se viera desbaratado a primeros de este mes.
Con una dilatada trayectoria en el baloncesto europeo, Nunnally era un jugador muy del gusto del club y, sobre todo, de Pedro Martínez. Al margen de su munición ofensiva acreditada en países como Italia o Israel, tampoco se le caen los anillos para colocarse el mono de trabajo y ejercer como perro de presa de las estrellas rivales con una envidiable capacidad de sacrificio. Un dos-tres posiblemente sin la elegancia ni el talento desbordante de Beaubois, pero superior al francés en otras facetas como el despliegue físico o sus consabidas dotes como todoterreno sobre una cancha de baloncesto. - O. San Martín