vitoria - “Argentino”. Esa es la escueta fórmula que escogió Patricio Garino para definir sus condiciones como jugador de baloncesto. El nuevo jugador del Baskonia -que lucirá el dorsal 29- evitó una descripción de sus habilidades y optó por una aparente obviedad que, sin embargo, traslada un mensaje muy claro y profundo sobre su comportamiento en la cancha. Porque si algo ha quedado demostrado a lo largo de los últimos años es que los jugadores albicelestes son portadores de una especie de gen especial que, además, casa a la perfección con el Carácter Baskonia. “Lucho siempre al máximo, con mucha intensidad, garra y huevos. Voy a la batalla en cada partido”, completó su perfil el Pato en una declaración de intenciones que desde luego no entiende de medias tintas.
El alero, que ha rubricado un contrato para las tres próximas temporadas y que jugará como comunitario tras haber obtenido ya el pasaporte italiano, reconoció que su llegada al Buesa supone “una nueva experiencia” teniendo en cuenta que hasta ahora ha desarrollado prácticamente toda su carrera en Estados Unidos. “Aquí el baloncesto es más intenso, más físico y hay que pensar más que allá”, apuntó.
Algo que, en cualquier caso, no considera un problema. Menos aún teniendo en cuenta lo que se ha encontrado en el vestuario azulgrana. “El nivel de talento de este equipo es muy alto. Si jugamos con la intensidad necesaria podemos competir con cualquier conjunto de Europa. No hay egoísmos dentro del grupo, el balón siempre se mueve con generosidad y no tengo ninguna duda de que vamos a estar en lo más alto”, aventuró.
El jugador argentino reconoció también que su objetivo a medio plazo es realizar a la inversa el camino que le ha traído a Vitoria. “Por aquí han pasado muchos jugadores argentinos y la mayoría han dado el salto a la NBA. Ese es mi plan también pero me da mucha tranquilidad estar aquí por tres años. Estoy en un lugar donde sé que voy a crecer como jugador y este es el camino indicado para poder alcanzar mi meta”, significó.
Por último, Pato Garino se refirió a sus nombres propios con gran peso en el baskonismo y que han marcado su trayectoria. “Chapu Nocioni siempre fue mi ídolo y mi modelo. Un jugador de equipo, de mucha garra, que da igual que meta veinte puntos que ninguno pero siempre lo da todo por el grupo. Y Pablo primero fue un ídolo, luego amigo, pudimos compartir un año jugando y ahora todavía se me hace medio raro tenerlo de entrenador. El otro día cuando lo vi enfadarse y tirar la tablilla en un tiempo muerto no pudo evitar reírme pero seguro que me va a ayudar mucho”.