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Objetivo cumplido. Hace dos jornadas estaba en tela de juicio la ventaja de campo para el primer ‘play off’, pero el técnico azulgrana ha sabido reconducir la situación en las últimas jornadas y los regalos ajenos han permitido asaltar la ansiada segunda plaza. El madrileño volvió a apostar durante muchos minutos por dos bases, dosificó al renqueante Beaubois y no hizo debutar al joven Kurucs.

Paseo militar. Consciente de que podía ser necesaria una paliza para escalar hasta la segunda plaza, el Baskonia se lanzó desde el primer cuarto a la yugular del Fuenlabrada con una asfixiante intensidad y un trepidante ritmo de partido. El cuadro afincado en el sur de Madrid puso su granito de arena con una desidia lastimosa.

Trabajo colectivo. Aplicado y disciplinado atrás, con fases de indudable pegada desde el perímetro y con la ambición por bandera, el conjunto vitoriano aplastó a un modesto de la ACB y recibió una recompensa extraordinaria. Ese segundo puesto de la fase regular allana el camino hacia una nueva final liguera siete años después.

vitoria - Lo de menos ayer fue casi lo sucedido en el Buesa Arena, testigo de una escabechina a un modesto que abrió la puerta a la conquista de la segunda posición de la ACB. En una tarde de transistores, todo el interés estaba centrado en la Fuente de San Luis con los enormes padecimientos que se encontró el Valencia para sortear el escollo del Murcia. Como quiera que los de Pedro Martínez acabaron firmando un fracaso estrepitoso y el resultado de los dos encuentros permitió al Baskonia enjugar la diferencia de puntos en contra en el basket average general -hasta ayer era de 29 puntos a favor de los taronjas-, tocó el premio gordo en el Buesa Arena.

Tras perder hace unos días ante el Unicaja en este mismo escenario pintaban bastos y estaba incluso en peligro la ventaja de campo para el primer cruce. Pues bien, el escenario que abre la lucha por el título es finalmente muy ventajoso e idílico para los intereses azulgranas. Entre los indiscutibles méritos de los vitorianos y, sobre todo, los regalos de los rivales directos, el pasado jueves el Barcelona y ayer el Valencia Basket, las esperanzas de incrustar tanto tiempo después la silueta del Baskonia en una nueva final liguera suben como la espuma. La ruta hacia dicho objetivo la hubiera firmado cualquiera cuando se dio el pistoletazo de salida a la actual temporada: en primera instancia el Gran Canaria en un envenenado cruce al mejor de tres partidos y, caso de superar este obstáculo, el vencedor del Valencia Basket-Barcelona. En ambos casos, con el respaldo de disputar un hipotético partido decisivo en la cancha de Zurbano.

Sin caer en la euforia, la obligación de pelear por la preciada corona es si cabe más obligatoria ahora tras un soñado cierre de fase regular. Pese a los angustiosos precedentes vividos en el presente ejercicio cuando ha tocado afrontar un duelo decisivo, el Baskonia encara una oportunidad de oro para volver por sus fueros y certificar definitivamente que está de vuelta. Si ayer se trataba de adquirir sensaciones, satisfizo su objetivo con creces. De añadido, no desaprovechó un regalo del Valencia que le viene de perlas para mejorar su ubicación en la tabla clasificatoria.

un partido sin historia En lo que estaba en sus manos, la formación alavesa cumplió con absoluta suficiencia ante un visitante que aterrizó en el Buesa Arena con el bañador y la toalla. De vacaciones desde hace muchas semanas, un insípido y pusilánime Fuenlabrada se convirtió en un invitado perfecto a la fiesta del cierre de la fase regular. La defunción madrileña fue un visto y no visto. Si la tropa de Sito Alonso pretendía escalar hasta la segunda plaza, al margen de aguardar buenas noticias procedentes de Valencia, debía arrancar como un cohete en busca de la mayor renta posible. Y eso fue lo que sucedió con la intensidad y concentración imprescindibles.

Profesional y aplicado atrás con Blazic como principal estandarte, voraz en el juego de transición y con el colmillo afilado de Laprovittola desde el 6,75, un abrumador despegue en el marcador no se hizo esperar demasiado. Sobre un Fuenlabrada abanderado por la desidia descargó el anfitrión toda su furia en forma de canastas de todos los colores. Fue el vitoriano un rodillo inclemente que no levantó el pie del acelerador en casi ningún momento mediante una asfixiante presión sobre la subida de balón del base rival y un ritmo trepidante de partido.

De no haber mediado algún error desde el tiro libre y las imprecisiones en el tiro exterior, el atracón pudo haber sido de mayores proporciones. Cuspinera refugió a su equipo en una zona 2-3 tras el intermedio y el Baskonia sufrió una pequeña pájara que se tradujo en un parcial de 0-11 (65-46). Fue el único tramo de incerdidumbre que deparó un choque de guante blanco en el que Sito Alonso trató de dosificar en la medida de lo posible a sus pesos pesados.

En su último banco de pruebas antes de la llegada de lo realmente importante, el técnico madrileño dosificó al renqueante Beaubois y volvió a simultanear la presencia de dos bases. Bienvenidas son las variantes tácticas a la espera de que Ricky Ledo, la cara nueva oficializada ayer como nuevo refuerzo para los play off por el título, ofrezca unos mínimos. Tras una jornada redonda en todos los sentidos, este Baskonia está obligado a regresar a una final de la ACB siete años después.

Con más minutos en cancha, dio un paso al frente en todas las facetas y manejó por momentos el partido a su antojo. Su acierto exterior en la primera parte resultó espectacular.