A falta de cuatro jornadas para la clausura del Top 16 y después de tumbar al Khimki, el Baskonia se encuentra en una situación idílica para colarse entre los ocho mejores conjuntos del Viejo Continente. Con una renta de dos victorias sobre el quinto clasificado, que en realidad son tres dado que supera a los rusos en el basket average, mucho deberían torcerse las cosas para que la formación azulgrana no retorne tres años después a la eliminatoria de cuartos de final de la Euroliga. Incluso podrían valer, en el peor de los casos, las siete victorias actuales si el Laboral Kutxa no es capaz de vencer en alguno de los encuentros restantes. De un lado, no parece sencillo que el Khimki -vista su incapacidad como visitante y que todavía le restan tres desplazamientos- alcance los ocho triunfos. Por el otro, tampoco será factible que Brose Baskets y Olympiacos -actualmente sexto y séptimo con solo cuatro triunfos- rubriquen prácticamente un pleno si se tiene en cuenta su discontinuidad e irregularidad hasta la fecha. En cualquier caso, conviene no tentar en exceso a la suerte y evitar a toda costa ese escenario.

El calendario que aguarda a los alaveses se halla repleto de trampas envenenadas y todo hace indicar que, al menos, será imprescindible facturar una victoria más para garantizar la tranquilidad. El Top 8 en sí constituirá un éxito descomunal para un club sin el músculo económico de antaño, aunque la obtención del billete no debería mermar la ambición de una plantilla que se ha empeñado este ejercicio en romper moldes. Los discípulos de Perasovic no pueden cerrarse la puerta a la consecución de un segundo objetivo de lo más atractivo en esta recta final de Top 16, donde incluso podría encaramarse pasado mañana a la atalaya del grupo en solitario en caso de superar al CSKA a domicilio. Y este no es otro que, como mal menor, atrapar esa codiciada segunda plaza de grupo que permitiría amarrar la ventaja de campo. Un caramelo demasiado apetitoso como para no poner todo el empeño del mundo en satisfacerlo y, aunque quede muy lejos, que abriría de par en par la puerta a la quinta Final a Cuatro de la historia.

El simple botín de los cuartos de final se antojaba una quimera cuando quedó configurado el bautizado ya como grupo de la muerte, pero el Laboral Kutxa ha sorprendido a propios y extraños con un rendimiento muy por encima de sus propios límites como colectivo. Paso a paso y sin hacer excesivo ruido, ha ido sorteando los obstáculos con determinación y fe en sus posibilidades hasta divisar un cielo despejado. Para ocupar una de las dos primeras posiciones, el Baskonia deberá seguir haciéndose fuerte en un Buesa Arena donde solo ha sucumbido en una ocasión desde el arranque del curso. El problema radica en la magna identidad de sus dos últimos visitantes. Barcelona y Real Madrid llegarán a Vitoria con la soga al cuello y ello les hará doblemente peligrosos.

De acabar primero o segundo, el último escollo azulgrana saldrá casi con total seguridad de la terna integrada por el Lokomotiv Kuban de Víctor Claver, el pujante Estrella Roja o el Panathinaikos de Sasha Djordjevic, renacido en las últimas semanas tras un inquietante inicio de competición. Todos ellos son rivales peligrosos pero, al mismo tiempo, asequibles en una eliminatoria al mejor de cinco partidos. Especialmente si tres de ellos se celebran bajo el paraguas del Buesa Arena. A priori, el nivel del grupo E -donde el Fenerbahce se ha asegurado ya prácticamente el liderato- es bastante inferior al F, en el que han coincidido casi todos los aspirantes a proclamarse monarcas continentales y del que dos pesos pesados quedarán descabalgados antes de tiempo. Como prueba de la dureza, el vigente subcampeón (Olympiacos) y el nuevo rico del Este (Khimki) están contras las cuerdas.

De momento, el Baskonia pondrá este jueves en juego el liderato en el Megasport Arena. Allí le aguarda un CSKA herido en su orgullo y con ganas de revancha tras la incendiaria rueda de prensa ofrecida por Dimitris Itoudis nada más concretarse el 81-71 a favor de los vitorianos. Ante la sorpresa generalizada y en una muestra de mal perder, el técnico de los rusos clamó contra una supuesta injusticia arbitral. Por tanto, nadie duda del clima de hostilidad alrededor de un Laboral Kutxa que, por otra parte, ya ha sido maltratado sin piedad por los colegiados durante otras visitas a la capital rusa en el pasado. En caso de perder, sería recomendable que los de Perasovic lo hicieran por menos de diez puntos para no decir prácticamente adiós a las esperanzas de ser líderes.

CSKA (7-3). En casa le esperan Laboral Kutxa y Zalgiris. Fuera se enfrentará al Brose Baskets y al Olympiacos.

Laboral Kutxa (7-3). Barcelona y Real Madrid jugarán en el Buesa Arena. Lejos de Vitoria en Moscú y Bamberg.

Real Madrid (6-4). Le aguardan tres salidas complejas a Barcelona, Vitoria y El Pireo. En casa solo con el Khimki.

Barcelona (5-5). Recibe en el Palau al Real Madrid y Brose Baskets. A domicilio en Vitoria y Kaunas.

Khimki (5-5). Tres desplazamientos frente al Brose Baskets, Zalgiris y Real Madrid. Jugará como local solo ante el Olympiacos.

Brose Baskets (4-6). Tres encuentros como local ante el Khimki, el CSKA y el Baskonia. Fuera de Alemania, lo hará en Barcelona.

Olympiacos (4-6). También jugará tres partidos como local (Zalgiris, Real Madrid y CSKA) por tan solo uno fuera (Khimki).