vitoria - De villano a héroe en la que perfectamente pudo ser su última aparición con la elástica azulgrana en el Buesa Arena. De aguantar estoicamente la ira de una grada encolerizada durante muchos minutos por sus errores de bulto a rendirle pleitesía tras erigirse en el brazo ejecutor de una sufrida victoria que llevó su firma en el epílogo con tres triples rebosantes de determinación y sangre fría. Entró en erupción Thomas Heurtel y el Fuenlabrada se ahogó en la orilla ante la, esta vez, bendita locura de un base que, haga lo que haga, siempre produce una sensación de amor-odio a partes iguales.

El irreverente galo ya tiene los días contados en la capital alavesa, de la que emigrará en breve cuando se oficialice el acuerdo entre el Baskonia y el Anadolu Efes para su traspaso una vez finalice la primera fase de la Euroliga. Pero ello no es óbice para que vaya a perder su esencia como baloncestista y se amilane ante una situación de máxima dificultad como la que planteó un humilde de la ACB. Uno de sus últimos servicios al Laboral Kutxa le llevó a desfigurar el rostro del cuadro del sur de Madrid cuando éste ya se sentía ganador. El de Beziers acostumbra a ser blanco o negro y ayer no fue una excepción. A la postre, se llevó la gloria en una jornada donde recibió una buena ración de música de viento en los albores ante su desacierto ante el aro rival y su poca clarividencia para hacer carburar al equipo vitoriano.

Convertido en el blanco del descontento de la grada del Buesa Arena, Heurtel estuvo durante los tres cuartos iniciales en consonancia con sus compañeros: perdido, tenso y carente de ideas. Ya se sabe, sin embargo, cómo se las gasta el internacional bleu, capaz de pasar del infierno al cielo y viceversa en un suspiro. Eso ocurrió para desgracia de Luis Casimiro y sus discípulos, que vieron cómo su impagable labor quedaba arruinada ante los golpes de genio de uno de los bases más imprevisibles del Viejo Continente.

Desde el primer día que vistió la elástica azulgrana hasta el último, Heurtel ha sido fiel a sí mismo y a ese peculiar estilo que carece de término medio. Con ese punto temerario y suicida que le abandera al frente del timón, Heurtel posee una asombrosa capacidad para salir por la puerta grande de la plaza o ser condenado a la hoguera. Sus once puntos en el último acto resucitaron a un Baskonia necesitado de estímulos que rompiesen el rocoso planteamiento visitante. Su primera bomba devolvió la ventaja en el marcador tras muchos minutos abajo (68-67), la segunda a renglón seguido para romper la igualada (71-68) y la tercera, tras un lanzamiento precipitado en un contragolpe, fijó la brecha definitiva (74-68). Hasta en los instantes donde está tocado por la varita mágica, el francés puede dejar alguna sombra. En la siguiente jugada, desperdició dos tiros libres que obligaron a San Emeterio a firmar el nuevo triple de la tranquilidad.

‘Sugerencias’. El Baskonia continúa encajando mal las críticas a su gestión deportiva en los últimos años y sigue tratando de influir en la opinión de algunos colaboradores deportivos que, libremente, expresan su punto de vista en medios locales.