vitoria - Fernando San Emeterio se halla a las puertas de otro verano convulso donde no deberá separarse en exceso del teléfono por sus frentes abiertos. De un lado, vuelve a estar una vez más en el aire su futuro como integrante del Laboral Kutxa y, de otro, también mantiene entre interrogantes su presencia en el Campeonato del Mundo que arrancará a finales de agosto en España. Su presencia en el próximo proyecto vitoriano no es segura pese a que todavía le resta un año más de contrato, como tampoco lo es su inclusión en la lista definitiva de Juan Antonio Orenga para afrontar el enorme desafío que entraña la conquista del oro ante la, a priori, imbatible Estados Unidos.
Convertido en un asiduo de la selección durante los últimos eventos internacionales, el alero cántabro rivalizará en esta ocasión con Alex Abrines y, en menor medida, Álex Mumbrú para hacerse con la duodécima butaca del rutilante combinado español. Once plazas parecen adjudicadas de antemano, salvo que medie en la preparación una desgraciada lesión. Los bases José Manuel Calderón, Ricky Rubio y Sergio Rodríguez, los exteriores Juan Carlos Navarro, Sergi Llull y Rudy Fernández, junto con los interiores Víctor Claver, Felipe Reyes, los hermanos Gasol y Serge Ibaka son indiscutibles para cualquiera.
En cambio, baila una última plaza que por pura lógica debería corresponder a un alero para la consecución de un equilibrio entre los hombres pequeños y grandes. San Emeterio y Mumbrú, dos veteranos que parecen haber agotado ya su ciclo con la elástica roja, vienen de cumplimentar una campaña desigual. Si el santanderino ha firmado otro curso discreto en el Baskonia, el catalán ha vuelto a dejar muestras de su profesionalidad en Bilbao pese a los alarmantes problemas económicos sufridos por el club. Sin embargo, sus 35 primaveras le obligan a meditar a fondo cualquier decisión que implique un esfuerzo extra en el verano. De ahí que en estos instantes suban como la espuma las opciones del barcelonista Álex Abrines, uno de los jóvenes llamados a propiciar el relevo generacional de un equipo de leyenda e irrepetible en el que alguno de sus emblemáticos componentes dirá adiós tras este verano.
El alero del Barcelona ha dejado muestras de su excelsa calidad ofensiva, pero aún está por ver si ha madurado lo suficiente como para ocupar un puesto de tanta responsabilidad. Parte del misterio podría quedar desvelado el próximo 1 de julio cuando Orenga ofrezca una primera preselección. En ella, es factible que, además de San Emeterio y Abrines, figuren otros jugadores susceptibles de brindar un buen rendimiento como Pau Ribas, Pablo Aguilar o Germán Gabriel.