vitoria. Es un secreto a voces que se viene cocinando en los despachos de la Euroliga en Barcelona desde hace tiempo. A fuego lento pero ya sin marcha atrás. Jordi Bertomeu y todos los grandes del Viejo Continente, entre ellos el Baskonia, pretenden dar una vuelta de tuerca a la competición más glamourosa. En lo que constituye una tendencia generalizada de la que no se escapa ni la propia ACB en un contexto de grave crisis económica mundial, las ligas nacionales agonizan, generan dinero con cuentagotas para las arcas y pierden sus dosis de interés a pasos agigantados a lo largo de las últimas temporadas. La disculpa perfecta para relegarlas de una vez por todas prácticamente a la clandestinidad en aras de concentrar todos los focos en lo que suceda fuera de las fronteras.

Auspiciada en la lejana campaña 1999-2000 para romper con los vicios que había adquirido la maquiavélica FIBA, el prestigio de la Euroliga ha ido creciendo de forma paulatina y figura ya en el primer lugar dentro del ranking de prioridades de todos los colosos. El primer aviso de las firmes intenciones de sus dirigentes por relanzar todavía más su importancia tuvo lugar en junio de 2009 con la implantación de un sistema de licencias fijas que garantizase año tras año la presencia de todos los peces gordos con independencia de sus resultados domésticos.

Todos los presidentes siguen al pie de la letra el plan trazado por Bertomeu, el mismo capataz que no ha saldado aún la vieja aspiración de Vitoria de acoger una Final Four y concede su organización a las grandes urbes para no poner en peligro el negocio. Durante la pasada edición, instigó un aumento del número de encuentros dentro del Top 16 al pasarse de los seis anteriores a los catorce actuales. Tan o más significativo fue el hecho de que se desplazase su disputa a los jueves y viernes con los únicos objetivos de salvaguardar las audiencias y evitar coincidir con la Liga de Campeones de fútbol.

Ahora, se desea ir un poco más lejos para asestar el zarpazo definitivo que permita a los aficionados del Fernando Buesa Arena ver desfilar, uno por uno, a todos los mejores conjuntos del panorama continental. Los equipos están perfilando con el director ejecutivo el formato de una nueva competición que pasaría a disputarse íntegramente los fines de semana, tal y como sucede con la Champions League del balonmano. Aquí radica el punto más conflictivo porque la idea encuentra el rechazo frontal de las principales ligas nacionales, reacias a ver cómo sus partidos se disputan entre semana, lo que podría certificar su defunción definitiva.

"El baloncesto está cambiando y hay serios problemas en los torneos de muchos países. La Euroliga ha ido dando en todo este tiempo unos pasos de crecimiento, en ella participan los mejores equipos y entre los clubes y la organización existe la inquietud por llegar a organizar la mejor Liga Europea de los últimos tiempos", reflexionó ayer Josean Querejeta en declaraciones a Radio Vitoria en vísperas de cumplir los 25 años como principal cabeza visible del Baskonia.

El presidente azulgrana expuso el nítido sentir que anida en todos los grandes del Viejo Continente, que aspiran a auspiciar una competición de elevados vuelos con la que puedan facturar más dinero en forma de ingresos. "Lo que queremos los equipos es dar un salto, crear una nueva ilusión entre nuestros aficionados y que los que vengan a Vitoria no sean los que te tocan en un sorteo sino todos aquellos de un primer nivel europeo. Estamos trabajando en ello, es posible que a corto plazo se dé un drástico giro al torneo y podamos ver en el Buesa Arena a todos los mejores", advirtió con rotundidad antes de proclamar su deseo de "alcanzar acuerdos" con los ejecutivos de los torneos domésticos.

El Baskonia, uno de los contados clubes que ha tomado parte en todas las ediciones con cuatro apariciones consecutivas en su reunión más elitista entre 2005 y 2008, conservará el trozo del pastel. "Junto con el Barcelona, somos el único equipo de la ACB que ha estado siempre en la Euroliga. Nos hemos ganado nuestra presencia por los méritos deportivos. Si queremos seguir compitiendo a este nivel y que Vitoria esté a la altura de otras grandes ciudades, es evidente que todos debemos aunar esfuerzos. Somos un territorio pequeño y con unas posibilidades concretas", deslizó Querejeta en otro dardo a las instituciones públicas locales para que mantengan las ayudas al deporte de élite.