VITORIA. Los hay -eso sí, cada vez menos- que insisten en calificar a la ACB como la mejor liga de Europa, pero los últimos hechos se encargan con más fuerza de dinamitar una teoría ya sin numerosos adeptos. Hubo un tiempo en que se convirtió en un reclamo para las estrellas rutilantes del Viejo Continente y concentró el mejor espectáculo posible. Hoy en día, sin embargo, vive un momento crítico y se tambalea en muchos aspectos por los que no hace mucho era elogiada hasta por los dirigentes de otros países. La patronal continúa integrada por 18 equipos, de los cuales la mayoría exhibe unos preocupantes números rojos y no se halla al corriente de los diferentes pagos ordinarios con la plantilla, la Seguridad Social, Hacienda...

El Valladolid, que notificó el pasado lunes su continuidad en la élite con un único baloncestista en nómina, representa un caso flagrante de falta de seriedad sin que nadie alce la voz. Directivos con mucho peso, entre ellos Josean Querejeta, desean a toda costa desde hace años reducir el número de asociados y sacrificar a aquellos inmersos en una crítica situación por una simple cuestión de higiene. En el caso del Baskonia y otros grandes, la Euroliga se ha convertido en una prioridad en su agenda y ya flota en el ambiente la idea de desplazar la celebración de los partidos domésticos a los días entre semana, algo que lógicamente encuentra el rechazo de los más modestos en las diferentes asambleas.

El presupuesto para conformar las plantillas se ha reducido a la mínima expresión, muchos jugadores ya perciben la retribución mínima fijada en el convenio y, como consecuencia de ello, la calidad del juego se ha reducido a la mínima expresión con la consiguiente deserción en las gradas. Hasta las más calientes como Vitoria o Málaga, donde no solía entrar ni un alfiler, han perdido parte de la pasión desbordante con que vivían el día a día de sus equipos.

Exceptuando quienes se visten de corto en Madrid y Barcelona, los nombres con más cartel de los restantes equipos no han dudado en emigrar hacia países económicamente más pujantes. Turquía o Rusia, por citar los ejemplos más llamativos, constituyen paraísos de lo más atractivos donde se paga mucho, bien y puntual. Pero ya hasta torneos como el alemán en claro crecimiento han pescado jugadores de postín en España, algo que no es fruto de la casualidad.

En los últimos tiempos, los conjuntos de la zona media-baja de la tabla protagonizan a un precio irrisorio controvertidas apuestas en materia de fichajes cuyo origen no es otro que la nula capacidad adquisitiva. Por un lado, se busca en Estados Unidos universitarios desconocidos que no han salido elegidos en el draft de la NBA. Otro recurso manido consiste en reclutar a jugadores procedentes de la Adecco Oro que, en condiciones normales, jamás hubieran gozado de una oportunidad de este calibre. Cuando no hay dinero los directores deportivos deben dar rienda suelta a la imaginación para encontrar mirlos blancos en el mercado.