vitoria. Pablo Prigioni tiene previsto regresar a la ACB a partir de la próxima temporada. Así de tajante se mostró ayer el New York Post, uno de los periódicos más prestigiosos al otro lado del charco. Según dicho medio, la inadaptación de su mujer a la cultura americana puede propiciar que el argentino, que el pasado viernes cumplió 36 primaveras, retorne a la competición que le convirtió durante más de una década en uno de los mejores bases del Viejo Continente.
Prigioni suscribió el pasado verano un contrato por una campaña con el equipo del Madison Square Garden y, por tanto, quedará libre a partir del 30 de junio para firmar por el conjunto que desee. En principio, su gran rendimiento a las órdenes de Mike Woodson hacía presagiar la idea de que prorrogaría su estancia en Estados Unidos, donde sus honorarios también iban a verse sensiblemente mejorados. Sin embargo, si se cumplen los presagios de los medios neoyorquinos, el de Río Tercero volverá a Europa y, concretamente, a la liga donde se hinchó a repartir asistencias y exhibir su óptima visión de juego.
Un pequeño inconveniente jugará, eso sí, en contra de los equipos que aspiren a incorporarle, entre ellos el Laboral Kutxa. La normativa de la ACB deja bien claro que aquel baloncestista con la vitola de cupo -ahora conocido como jugador de formación en el nuevo acuerdo- que abandonde España perderá esos derechos si decide regresar en el futuro. Su status pasaría a ser el de comunitario, algo que puede disuadir a algunos a la hora de acometer su contratación. De lo que no cabe duda es que Prigioni tiene cuerda para rato y los colmillos de varios interesados ya están afilados. Pese a su avanzada edad, muy pocos timoneles presumen de atesorar la inmensa clase de un hombre que marcó una época en el Buesa Arena.