vitoria. El Joventut se ha quedado compuesto y sin estrella. Tony Gaffney, el mejor jugador del equipo que dirige Salva Maldonado, ha dejado plantado al equipo aferrándose a una cláusula incluida en su contrato que le permitía romperlo unilateralmente en caso de impago. La entidad verdinegra, que atraviesa problemas de liquidez como la inmensa mayoría de los clubes de la ACB, se ha visto incapaz de hacer frente a las nóminas del pasado mes de febrero y las consecuencias han resultado catastróficas. Gaffney ha hecho las maletas y se ha marchado. Y con él, aparentemente, todas las esperanzas de play off del combinado de Badalona, undécimo y empatado con el actual octavo clasificado, el Estudiantes, con 12 victorias y otras tantas derrotas.
Jordi Villacampa, el presidente, fue el encargado de dar la cara ante los jugadores. El mítico exterior de la Penya bajó al vestuario y transmitió las malas nuevas. Expuso la falta de liquidez que atenaza al club tras haberse producido un retraso en el cobro de unas cantidades acordadas con uno de los patrocinadores. En todo caso, según dijo, se trataba de una solución pasajera y a la que se trataría de buscar una solución en breve. Pero esas promesas futuras no satisficieron las pretensiones de Gaffney, uno de los jugadores mejor valorados de la Liga Endesa, y menos aún las de su agente, a quien ha trascendido que el club badalonés adeuda también en torno a los 8.000 dólares.
El jugador nacido en Boston, como el resto de sus compañeros, aceptó de inicio la situación. Gaffney, que ha mostrado desde que arrancó el curso una gran implicación, siguió trabajando en un principio como los demás. Sin embargo, a los días cambió de parecer. Se bajó del barco. Y todas las miradas comenzaron a apuntar a su representante, a quien desde la prensa catalana e incluso desde el club se culpaba de la deserción.
Hace una semana, en vísperas del importante partido que el Joventut debía disputar en Murcia, Gaffney faltó al último entrenamiento de preparación. Tampoco se presentó a la cita fijada para emprender el viaje con el resto de la expedición verdinegra. El club reaccionó con contundencia. "Gaffney no volverá a jugar en este equipo", zanjó de inmediato Villacampa, que además anunció que se abriría un expediente disciplinario al alero estadounidense, quien en realidad se ha aferrado a una cláusula incluida en su contrato merced a la cual podía forzar la rescisión si se le dejaba a deber el pago de sus emolumentos. La directiva de la Penya no dudó a la hora de señalar al agente como culpable de que se desencadenara esta situación.
El equipo viajó a Murcia sin su principal referente, pero se conjuró para sacar adelante el partido e imponerse por la mínima (79-80) a un UCAM que con ese resultado se despedía de cualquier opción de seguir peleando por un puesto en el play off. "Lo mas importante debe ser siempre tu equipo y la palabra dada al presidente y al entrenador antes que ser esclavo de tu agente", se despachó tras el encuentro Salva Maldonado. "La gente tiene que ser consecuente con las decisiones que toma", añadió. El técnico, como había hecho la directiva, dejó más que señalado a un jugador al que, no obstante, la afición había cogido un gran cariño por el gran rendimiento ofrecido en estos meses.
El club, pese a todo, le concedió una nueva oportunidad para tratar de arreglar las cosas. A pesar de que la directiva barruntaba que el jugador estadounidense barajaba ya alguna oferta, se fijó una reunión para el pasado lunes. Ni Gaffney ni su agente se presentaron. No han vuelto a dar señales de vida. El Joventut, que hoy recibe en el Olimpic al Caja Laboral, se quedaba definitivamente sin su estrella, al que sus compañeros han evitado pese a todo criticar.
una pérdida fundamental "Es un gran jugador y muy buena persona", manifestó Jordi Trías, que será el encargado de cubrir la ausencia de un hombre que promediaba más de 28 minutos por partido. El Joventut, con más cordura que otros clubes que se han lanzado a fichar después de haber sido incapaces de hacer frente a los pagos, tirará con lo que hay hasta final de curso. Y lo que hay, a simple vista, parece escaso para pelear por el último puesto que concede el derecho a disputar las eliminatorias por el título con rivales como Estudiantes, Obradoiro y sobre todo Unicaja.
La marcha de Gaffney puede arrojar una nueva palada de tierra sobre un clásico de la ACB venido a menos. Sin el norteamericano, que acumulaba 11,9 puntos, 5,9 rebotes, 1,8 asistencias y 1,3 tapones por partido -su valoración supera los 15 de media-, la Penya tendrá que apelar a los milagros y a la profesionalidad de una plantilla que combina a veteranos combatientes -Savané, Oliver o el propio Trías- con imberbes productos de su cantera para evitar que su racha de tres años consecutivos sin aparecer en el play off siga creciendo. Entretanto, el público se desengancha. De los llenos de 12.000 espectadores que se registraban en el Olimpic en la época dorada en el primer lustro de la década de los noventa, cuando el conjunto verdinegro aspiraba e incluso ganaba todo, se ha bajado a una asistencia media que ronda los 5.000. Sin Gaffney, que había sido la gran sensación del equipo a lo largo de la presente campaña, el panorama se presenta aún más oscuro para un histórico que desde hace unos cuantos años no vive sus mejores días.