vitoria. Hubo un tiempo, ya lejano, en el que en las gradas del Buesa Arena se escuchaba un runrún cada vez que un jugador llegado con el cartel de futura estrella recibía el balón. Las enormes esperanzas depositadas en Nemanja Bjelica, señalado de inicio como sucesor de los grandes descubrimientos que la secretaría técnica del Baskonia se ha sacado de la manga a lo largo de los años, desaparecieron. Se desvanecieron ante la eterna vigilia sin recompensa. Pero en las últimas semanas han regresado. Vuelve a escucharse un rumor cuando Nemagic agarra la pelota.
El alero serbio ha dado un paso al frente en su tercera temporada como baskonista. Integrado en un plantel carente de un líder omnímodo, un equipo coral que dispone de varios referentes sin que nadie llegue a asumir el mando, ha sabido hacerse importante incluso entre bastidores, en un segundo plano. Relegado de inicio al banquillo tanto por Tabak como por Ivanovic, que han confiado a su primo Milko la labor de desgaste en el inicio de los partidos, se ha revelado como solución en las citas calientes. De sangre fría, brilla cuanto más falta hace. Y aunque es probable que se deje llevar en los compromisos de menor voltaje, tal y como parece sucederle al conjunto del plantel azulgrana, ha demostrado estar capacitado para dar la cara cuando de verdad resulta preciso.
La exhibición que ofreció el domingo en el segundo cuarto del encuentro ante el Real Madrid fue sólo la última demostración de madurez de un jugador al que se ha acusado de indolente pero que esta temporada, al menos para los que saben ver más allá de las apariencias, está convenciendo. El mago de Belgrado se ha convertido en una pieza fundamental para Zan Tabak. Ya asentado en una posición de cuatro para la que en principio no fue reclutado, su contribución en la pelea por el rebote está resultando determinante en numerosos partidos. Zan Tabak lo dijo nada más aterrizar en la capital alavesa. Era necesario defender con mayor intensidad y capturar más rebotes que el rival, dos aspectos más apegados a la voluntad y la actitud que al talento, para empezar a remontar el vuelo. Y en eso, sin duda alguna, Nemanja está resultando una pieza clave.
El serbio, no en vano, se ha convertido en el principal reboteador baskonista en estas últimas semanas. Tanto en la ACB como en el Top 16 el equipo está sacando réditos a su innata capacidad para capturar rechaces, que más que por su físico llegan por su instinto y su enorme conocimiento del juego. Nemanja dispone de un elevado grado de los que los americanos denominan Basketball IQ (capacidad del jugador para sacar provecho a su conocimiento del juego). Domina casi todas las facetas. E incluso sin acabar de explotar como a buen seguro algunos esperaban, aporta muchas cosas al equipo.
Parece haberse hecho al puesto. Fue Dusko Ivanovic quien determinó que tenía que ser un cuatro. El técnico montenegrino, habituado en las temporadas precedentes a disponer de la amenaza exterior de Mirza Teletovic, detectó en Nemanja un perfil moldeable y en el momento de planificar la temporada junto a la directiva manifestó su convicción sobre la utilidad que podría ofrecer el serbio en posiciones interiores. Eso permitía abrir espacio para la renovación de un Andrés Nocioni que está resultando fundamental, mucho más determinante de lo que incluso se pensó que podría llegar a ser.
Nemanja también está superando las previsiones de los críticos y los escépticos. Aunque un jugador que es capaz de capturar un rebote, cruzar la pista botando con elegancia pese a sus 209 centímetros de estatura y distribuir el balón con más criterio incluso que los bases es mucho más que números, también la estadística avala el paso adelante que ha dado justo cuando se aproxima el momento de la verdad.
Y lo ha hecho tanto en la ACB como en la Euroliga. Promedia 11,5 puntos y 8,2 rebotes en los últimos 8 compromisos ligueros y es el segundo jugador en valoración, rebotes y anotación del equipo baskonista en el Top 16. En todo caso, Nemagic es mucho más. Es talento y encierra la magia sobre la que se cimientan las esperanzas de gloria del equipo azulgrana y su afición. Por es vuelven los murmullos.