vitoria. Georgios Printezis no olvidará jamás la noche del pasado 13 de mayo en el Sinan Erdem Arena. Hay canastas históricas que permanecen en la retina de los aficionados durante años y convierten al autor en una especie de héroe elevado a los altares para el resto de los días sea cual sea su futura trayectoria. El versátil cuatro del Olympiacos tocó el cielo ante el CSKA en una pasada final continental que dejó atónitos a todos los amantes del deporte de la canasta. Cuando el conjunto ruso ya saboreaba las mieles del triunfo tras alcanzar una ventaja de 19 puntos, una increíble reacción del rival que pisará hoy el Buesa Arena motivó uno de los epílogos más emocionantes jamás presenciados. Y el encargado de ajusticiar al gran favorito y desatar la locura entre la apasionada hinchada roja, resignada durante los años anteriores ante los incontables títulos del Panathinaikos de Obradovic, fue The Big Fish.
Con 61-60 a favor de los rusos, el infalible Siskauskas erró el segundo tiro libre. Capturó el rebote Papapanikolau hasta que cayó el balón en las manos del genial Spanoulis. Todo el CSKA estrechó la vigilancia sobre el killer heleno, que dobló el balón a Printezis al sentir el aliento de varios adversarios. Agobiado por el tiempo y sin margen para cualquier floritura, el poste anotó con una sangre fría pasmosa un semi gancho a falta de siete décimas que consumó el fracaso sin paliativos del coloso moscovita. El momento de gloria para un guerrillero anónimo que antes de iniciar meses atrás su tercera etapa en el club del barrio ateniense de El Pireo había pasado con más pena que gloria por el Unicaja.
Reclutado a golpe de talonario por la entidad malagueña, que le extendió un contrato por tres años a cambio de 3,6 millones, salió por la puerta de atrás al final del segundo tras serle retirada la licencia en favor del gigante Sinanovic. Aíto García Reneses y Chus Mateo no dieron nunca con la tecla para favorecer su aclimatación a una realidad tan distinta a la de su país natal, donde recuperó el esplendor hasta erigirse en uno de los grandes artífices de que el Olympiacos se adueñara quince años después de la máxima corona europea.
Todo parecía encaminado a que Printezis, de 27 años, diera el pasado verano el salto a la NBA, donde fue seleccionado en la segunda ronda del draft de 2007 por los Spurs. Sus derechos son ostentados en la actualidad por los Trail Blazers tras estar con anterioridad en las manos de Toronto, Dallas y Nueva York. La nueva franquicia de Pablo Prigioni le ofreció el salario mínimo para recalar en el Madison Square Garden, pero el griego desestimó la propuesta. Como suele decirse en estos casos, mejor ser cabeza de ratón que cola de león. Como aviso a navegantes, al Baskonia ya le endosó 17 puntos en la ida en casi 21 minutos de juego.