Vitoria. Finalizaron los Juegos Olímpicos de Londres. La competición por excelencia dentro del ámbito el baloncesto dejó momentos indelebles en la memoria del aficionado al baloncesto. Los chicos de Sergio Scariolo humanizaron a esas deidades del parquet como Lebron, Kobe o Durant. Fue emocionante comprobar las hechuras terrenales de los norteamericanos a manos de la selección comandada por el antiguo preparador baskonista. Y fue igualmente interesante comprobar las evoluciones en el torneo olímpico de los jugadores con ADN azulgrana.

Sin duda, quien más atención ha suscitado en este torneo ha sido Fernando San Emeterio (2,5 puntos, 2,6 rebotes, 1 asistencia). Héroe del baskonismo, Saneme ha crecido, siempre dentro de su rol, en el equipo estatal. Parecía que Claver podía usurparle una buena ración de minutos pero finalmente no fue así y el valenciano, como suele suceder en cada una de las convocatorias a las que ha acudido con la selección, apenas pisó la cancha. No así San Emeterio que jugó más que nunca en este equipo y tuvo partidos determinantes como las propias semifinales cuando su ingreso en cancha junto a Llull y Felipe Reyes encendió la mecha estatal para doblegar a una respondona Rusia.

No sería justo obviar el buen papel de Calderón (7 puntos, 2,1 rebotes, y 2,5 asistencias), aunque la irrupción estelar de Sergio Rodríguez le haya restado protagonismo. El Chacho ha sido una de las sensaciones del campeonato y cuesta entender, pese a su físico limitado, por qué un jugador de este corte y explosividad no halló hueco en Estados Unidos.

Junto a España, para algunos incluso por encima, se sitúa, en lo que a su seguimiento se refiere, la selección albiceleste. Argentina ha sido, desde los noventa, tradicional proveedora de carácter en el club vitoriano. Nicola y Walter Guiñazu abrieron una senda, más tarde transitada por los primeros espadas de una generación irrepetible. La generación dorada del básquet argentino. Sus supervivientes de pasado o presente azulgrana -Scola, Prigioni y Nocioni-, se mostraron trascendentales para una nueva gesta que se quedó a un sólo paso del podio. Scola volvió a comandar a su selección en la anotación con 18 puntos unidos a los 4,6 rebotes y 2,8 asistencias que firmó. Prigioni lo hizo desde la dirección (4,2 puntos y 6,5 asistencias), con el pulso firme que le ha llevado a los 35 años a la NBA y Nocioni batalló desde el perímetro, como siempre, y aportó 9,6 puntos y 3,7 capturas por encuentro.

Ha sido decepcionante no poder comprobar las virtudes de un Causeur que sólo ha tenido 18 minutos en todos los Juegos. Mayor ha sido el protagonismo de Seraphin, quien ha firmado 6 puntos y 6,6 rebotes siendo uno de las rotaciones interiores más utilizadas por Collet.

Splitter y Marcelinho, por su parte, han sido pilares de Brasil con 11,3 puntos y 6 asistencias y 10,8 puntos y 5,3 rebotes respectivamente.

Por último, reseñar el rol de Simas Jasaitis con la selección lituana, asiduamente mayor que el que asume en sus clubes como le sucedió en su etapa baskonista. 5,8 puntos y 3,7 rebotes para apoyar el digno desempeño olímpico, susto a USA incluido, de un plantel que debe renovarse.