Vitoria. Superado con extremo sufrimiento el exigente escollo del Bizkaia en cuartos de final, el listón de la exigencia se eleva varios centímetros para un Baskonia al alza que exhibe en estos momentos dos notas discordantes en su equipaje hacia la cuarta ACB de la historia. Si las últimas semanas han servido para constatar la recuperación de San Emeterio, el paulatino rodaje de Nocioni y Lampe y, sobre todo, el colosal crecimiento de Nemanja Bjelica, Ivanovic mantiene alguna asignatura pendiente que origina cierto desasosiego en vísperas de afrontar el abordaje de un coloso como el Real Madrid. El técnico montenegrino no ha logrado todavía meter en dinámica a todas sus piezas para afrontar un reto mayúsculo que infunde otro respeto como es el vigente campeón copero de gatillo fácil y dotado de un devastador poderío ofensivo.
Se trata de Thomas Heurtel y Milko Bjelica, los últimos de la fila si se excluye de esa lista a los residuales Calbarro y Van Oostrum. El problema con el timonel galo, que volvió a ser relegado al ostracismo tras sus errores de bulto al inicio del segundo cuarto, ya viene de lejos y parece un asunto irreconducible a la vista de la escasa confianza que genera en sus compañeros y su bisoñez para conducir un timón que, en determinadas circunstancias, se le queda grande. La soledad de Prigioni queda en un segundo plano ante algunos rivales, pero emergen los nubarrones cuando sobrevuela la idea de que el argentino se topará con la pareja más vertiginosa y eléctrica de bases que pulula por la ACB. El grado de cansancio que implica la persecución de dos gacelas como Llull y Sergio Rodríguez, las perfectas prolongaciones de Pablo Laso sobre la pista a la hora de imprimir un ritmo centelleante al juego, obliga a tener en la reserva a un escudero de calidad. Pero, tristemente, Prigioni se ve obligado sistemáticamente a realizar esfuerzos sobrehumanos que, a sus 35 años, son susceptibles de ser acusados pese a su segunda juventud.
Heurtel ha firmado hasta la fecha actuaciones convincentes con cuentagotas y, salvo un brusco giro de los acontecimientos, no se espera que vaya a disfrutar de un protagonismo más elevado en un momento crítico donde las jerarquías deben estar muy definidas. En su caso, ya no es tanto el problema que sume o mantenga el nivel competitivo, sino que no reste en cada aparición y el rival aproveche su presencia para conseguir parciales a su favor.
Si el de Beziers necesita toneladas de confianza, algo parecido ocurre con un Milko Bjelica desaparecido en la zona y que en los últimos tiempos también se ha convertido en una rémora para suministrar un mínimo de robustez a una parcela donde Lampe se encuentra solo ante el peligro. El montenegrino, fuera de su ubicación y reciclado al puesto de cinco, ha dilapidado el crédito que consiguió con creces durante los compases iniciales de la temporada a base de esgrimir su primoroso sentido del juego, una supina inteligencia y una perfecta colocación para aprovechar la visión de juego de sus compañeros.
Dado el enorme potencial merengue bajo los tableros, con cinco jugadores de diferente perfil como los móviles Velickovic y Mirotic -su concurso está en el aire-, el siempre peleón Reyes y los espigados Tomic y Begic, el Baskonia sólo podrá contrarrestar esta desventaja numérica si Milko Bjelica resurge de sus cenizas. La querencia de Ivanovic a apostar por dos cuatros abiertos como Nemanja Bjelica y Teletovic también le ha alejado del primer plano. En definitiva, los déficits a corregir para no ver comprometidas las opciones de una nueva final.