Vitoria. Santo y seña del baskonismo. Un mito. Vitoria y el Baskonia todavía le recuerdan con un cariño especial. Y eso que han pasado más de ocho años desde que dejó la capital alavesa. Sin embargo, dejó una huella imborrable.
Pocos jugadores han calado tan hondo entre los seguidores baskonistas. Él lo hizo. Elmer Bennett, Benito, como le apodó en su momento cariñosamente la grada del Buesa Arena, será recordado siempre por estos lares, no solo por la magia que salía de sus manos, sino también por ser un tipo amable, extrovertido y bella persona.
Ahora, la directiva azulgrana le quiere brindar "un merecido homenaje" minutos antes del comienzo del partido de esta noche ante el Fenerbahce Ulker después de la presentación de los jugadores del Caja Laboral. A buen seguro que el Iradier Arena se vendrá abajo al volver a ver en la pista al mago de Evanstone.
Se revivirá un flash back que a más de uno le pondrá los pelos de punta. Bennett es sin lugar a dudas uno de los jugadores más importantes de la historia del conjunto gasteiztarra. Desde que llegara iniciado ya el curso 1997-98 para sustituir a Tony Smith, el genial director de juego se ganó a la afición azulgrana hasta que emigró al Real Madrid al término del curso 2002-03. En esas seis campañas que defendió la camiseta azulgrana, el base conquistó 1 Liga ACB y 2 Copas del Rey, destacando el histórico doblete de la campaña 2001-02. Además fue cuatro temporadas líder de asistencias y también disputó la histórica final de la primera Euroleague ante el Kinder de Bolonia.
Bennett dio momentos mágicos al entonces TAU. Triples estratosféricos, entradas uno contra todos, asistencias impensables, la canasta en la final de la Copa en Vitoria ante el Barça o el triple de Tel Aviv callando La Mano de Elías son algunos de los ejemplos. Ahora, el exjugador, retirado hace ya tres años, tendrá la oportunidad de recibir el cariño de la que fuera su afición.