vitoria. El fichaje de Rudy Fernández ha ejercido de resorte para una sección abocada a las dudas por idiosincrasia. No importa que la llegada del alero de los Dallas Mavericks tenga fecha de caducidad por culpa del lockout. Mientras esté bajo las órdenes de Pablo Laso, el entorno del conjunto merengue se aferrará una y otra vez al internacional español para cimentar el despegue de una sección que el entrenador vitoriano intentará este curso revitalizar de la forma que sea. Esta noche (21.30 horas, Teledeporte), la segunda semifinal de la Supercopa pondrá a prueba el nivel real del conjunto madrileño. Un choque para el que, por si fuera poco, el Madrid desconoce si podrá contar con Rudy. El jugador se quedó ayer en Madrid para ser sometido a una resonancia al sufrir unos dolores en la zona lumbar, y su concurso está en el aire.
Así las cosas, habrá que esperar a última hora para conocer si está en condiciones de saltar esta noche al parqué ante el eterno pero a día de hoy inalcanzable rival madridista, el Barcelona de Xavi Pascual. De nuevo al frente de su máquina trituradora, el antiguo ayudante de Dusko Ivanovic ha perdido a Ricky Rubio, pero en su lugar ha colocado al exbaskonista Marcelinho Huertas. El Barça ha añadido a su potente arsenal a un jugador de enorme prestigio y codiciadísimo este verano cuando anunció su marcha del Maccabi, el americano Chuck Eidson, y el regreso de Mickael, determinante como pocos en su posición, es sin duda un punto a su favor. Otro americano, C.J. Wallace, y el prometedor Xavi Rabaseda completan la nómina blaugrana.
"Nos tienen ganas igual que nosotros les tenemos ganas a ellos, pero hay que vivir el partido como uno nuevo", explicó ayer Sergio Rodríguez, el único base puro que queda en la Casa Blanca tras el regreso de Prigioni a la capital alavesa. Así las cosas, Laso recurrirá una vez más a Sergio Llull para acompañar al Chacho en la dirección de juego.