Vitoria. La diáspora de jugadores baskonistas con destino a la NBA, una constante durante la última década que no ha impedido una catarata de éxitos por parte del Caja Laboral, podría tener su continuidad el próximo verano si Indiana Pacers transforma su actual interés por Stanko Barac en una proposición formal al gigante croata de 217 centímetros. La entidad presidida por el legendario Larry Bird sigue de cerca el rastro de una de las piezas capitales del Caja Laboral, sobre quien ostenta sus derechos desde el draft de 2007 tras ser elegido en primera instancia por Miami Heat.

Consciente de la escasez de cincos puros en el mercado y la proyección del heredero natural en la plantilla de Tiago Splitter, Josean Querejeta acometió al inicio de esta temporada la renovación de Barac hasta el 30 de junio de 2015. Bastaron unas actuaciones descollantes del balcánico para que el club diera un voto de confianza a un hombre en el permanente punto de mira por su excesiva frialdad y su debilidad mental en los encuentros.

Sin embargo, la posibilidad de que cumpla de forma íntegra su contrato de larga duración se encuentra hoy en el día en el aire y su hipotética marcha podría implicar unos jugosos ingresos económicos para las arcas del Buesa Arena, obligada todos los veranos a regenerarse ante los enormes tentáculos de la insaciable NBA. Barac, susceptible de cruzar el charco debido a su enorme envergadura y su buena muñeca, es uno de los contados espigados interiores que sobrevive en el baloncesto europeo tras la reciente marcha de Mozgov, Erden, Asik o Pekovic.

Tal y como quedó reflejado en el nuevo vínculo contractual suscrito por ambas partes, Barac dispone todos los veranos de una cláusula de salida hacia la mejor liga del mundo previo pago de una cantidad que se estima próxima al millón y medio de dólares. Entre que el Baskonia se ha mostrado inflexible en el pasado a la hora de negociar la salida de otras figuras emblemáticas como Luis Scola, Andrés Nocioni o Tiago Splitter y que las franquicias estadounidenses no pueden pagar más del límite estipulado -alrededor de 500.000 dólares- para romper el contrato de un jugador europeo, es factible que Barac vea demorada algún verano más su intención de cruzar el charco. Sólo si Indiana le pone mucho dinero encima de la mesa y, sobre todo, un contrato de larga duración, podrá fructificar una operación que en la actualidad sopesa junto a sus agentes.

El mutismo del implicado Cuestionado ayer por esta posibilidad al término del entrenamiento matinal, Barac no quiso soltar excesiva prenda. Su discurso, siempre parco en palabras, dio pie a toda clase de interpretaciones. "No puedo hablar de esto ahora cuando quedan dos meses para acabar la temporada. Estoy contento en Vitoria, pero veremos lo que sucede. El sueño de cualquier jugador es ir a la NBA, pero ahora no puedo decir nada. Tampoco puedo asegurar tajantemente que seguiré aquí, porque eso nunca se sabe. Además, tengo contrato", explicó el poste de Mostar.

Lo cierto es que el interés de Indiana no es nuevo, sino que viene de lejos. De hecho, Barac fue espiado en primera persona por el mismísimo Larry Bird durante la gira que el Caja Laboral realizó en octubre del año pasado en Estados Unidos. Durante el encuentro ante los Grizzlies de Marc Gasol, el mítico exjugador de los Celtics tomó buena nota de sus evoluciones. "Larry y yo estamos encantados con sus progresos. Tiene mucho talento ofensivamente y muestra una buena movilidad para su gran tamaño", reveló en aquel momento el manager general de la franquicia David Morway.

En su tercera temporada como baskonista, Barac está ofreciendo unas buenas prestaciones y se consolida partido tras partido como el referente interior de un equipo volcado hacia el perímetro. Sin embargo, su rendimiento en algunos momentos cruciales, sin ir más lejos el cruce previo a la Final Four ante el Maccabi, ha dejado más sombras que luces.