Hace unas semanas, en Egino, los vecinos se toparon con peces muertos en un tramo del río Arakil sin apenas agua. Se trata de una situación que cada vez se da más a menudo y durante más tiempo en los cauces alaveses. "Es un problema gordo que tienen los ríos alaveses, consecuencia del cambio del clima", advierte el ecologista Andrés Illana.

El fenómeno afecta, sobre todo, a los ríos de la cuenca mediterránea, a los que desembocan en el Ebro, como Baias, Zaia y Arakil, que ya sufren estrés hídrico a día de hoy. "El problema es que en verano baja el caudal y se quedan con muy poca agua", explica Illana. El caso "más llamativo" es el del Baias, pasando el desfiladero de Kuartango, ya que en invierno baja con fuerza y en verano se seca o se queda con muy poca agua. Una afección que "cada vez van a acusar más los ríos de Álava, sobre todo los de la cuenca mediterránea, como consecuencia del cambio climático", advierte.

En verano, más

La Confederación Hidrográfica del Ebro calcula que para 2050, el caudal de los ríos del Ebro va a descender, en general, entre un 15 y un 20%, apunta Illana. Lógicamente, en verano más. "Es una reducción bastante importante", lamenta. Es el denominado estrés hídrico.

"Cuando el nivel del agua desciende tanto, el río sufre un estrés bestial porque los peces, los cangrejos, etc. se quedan sin agua y sin oxígeno para vivir, y va a tener unas consecuencias muy importantes en Álava, como ya estamos viendo en el Baias, Zaia y, ahora, en el Arakil, con agua verdosa y maloliente en un tramo semiseco, lo que sucede cuando el caudal no corre y el agua se queda estancada", detalla.

Omecillo y Zadorra

"Los tres sufren estrés hídrico y el problema se va a agravar más y en más ríos del territorio, caudales que aparentemente están bien a día de hoy, como el Omecillo o el Zadorra, aguas arriba del pantano, padecerán estrés hídrico en un futuro", insiste el ecologista.

Además, sostiene que este problema no es como el de los vertidos sino que se da por causas naturales, lo que todavía dificulta más la solución. "No tiene y nos tenemos que ir acostumbrando...", indica.

peces atrapados

En el caso del Baias, el tramo de río más afectado va desde el desfiladero de Techa, pasado Kuartango, a partir de Subijana Morillas hasta prácticamente Hereña. "También comprobamos que cada vez se seca más tramo del cauce y durante más tiempo, si antes eran sólo unos meses de verano, ahora...".

Además de la Confederación del Ebro, la Diputación de Álava y la agencia vasca URA también conocen el problema. De hecho, "en el Baias es bastante habitual ver cómo los técnicos recogen con baldes a los peces que se quedan atrapados en fosas y los llevan a otras zonas del río en los que todavía discurre el agua. Saben qué lugares son y las fechas críticas", apunta.

También acudieron tras la alarma dada en Egino. "El Arakil dibuja una clara radiografía de lo que nos puede pasar en el resto de ríos de Álava de la cuenca mediterránea", prevé el miembro de Ekologistak Martxan.

Contaminación

Esto es, que "el caudal sea demasiado pequeño para la contaminación orgánica que se da y, por eso, huele tan mal y se queda verdoso, por falta de agua y de oxígeno porque, cuando hay caudal suficiente, el río aguanta esa basura, pero cuando no corre, hay tramos que directamente se mueren", argumenta.

Y, ante esta situación, parece ser que la única solución, puntual en cualquier caso, es vigilar y cuando un tramo de río se seca, recoger los peces y llevarlos a otra zona del cauce con más agua antes de que se mueran.

El tercero de la trena, el río Zaia tiene, además, otro problema añadido y es que, posee mucha vegetación acuática, que también le resta oxígeno, "debido a la canalización bestial hecha en su día", culpa Illana. En este caso, la afección es otra y se centra aguas arriba, ya que el cauce se seca en su nacimiento para, luego, más adelante ir ganado nivel hasta desembocar en el río Zadorra.

En definitiva, el estrés hídrico que sufren ríos alaveses deriva del descenso del caudal, sobre todo en verano, y en determinados tramos de sus cauces, que se secan.

Concesiones de agua

Illana explica que, ante la inexistencia de otras soluciones al problema, la natural pasa por acondicionar las concesiones de agua que se dan para otros usos, como regar, explotaciones de empresas, etcétera al caudal que el río lleva en cada momento. Así lo dicta la directiva europea encargada de marcar los caudales ecológicos a respetar en cada río, "caudales que están por encima de las concesiones de agua, ya que el caudal ecológico es sagrado", subraya Illana.

Aun y todo, "se secarán, porque la tendencia indica que la situación va a ir a más, que va a empeorar y vamos a tener un serio problema; por eso, hay que intentar minimizar el impacto de este cambio de clima que ya hemos empezado a padecer", sostiene el ecologista.

dos apuntes

Cambio climático. Está en la base del estrés hídrico que sufren los ríos alaveses de la cuenca mediterránea, los que desembocan en el Ebro. Hay tramos de los cauces que se secan, se quedan sin agua ni oxígeno para los peces; una situación que "cada vez se da en más ocasiones y dura más tiempo", alerta el ecologista Andrés Illana.

En Egino. Uno de los últimos episodios se ha dado este verano en el Arakil, en Egino.

"Cuando el caudal baja tanto, el río sufre un estrés bestial, se queda sin agua ni oxígeno"

Ecologista

"Ríos que parece que hoy están bien, como el Omecillo y el Zadorra, lo padecerán en un futuro"

Ecologista