El Palacio Europa reúne hasta mañana a expertos del cicloturismo. El periodista Paco Nadal, especializado en viajes, explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA su conocimiento en esta materia.

Un alto en su calendario de viajes para abordar el cicloturismo. ¿Una vertiente poco conocida de esta manera de viajar?

-En España no es conocida, pero en el centro de Europa el turismo de bicicleta es una opción de viaje que genera más porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) que el turismo de cruceros. Como experiencia personal, me enamoré del cicloturismo saliendo por Europa.

¿De qué se habla cuando la cuestión es el cicloturismo?

-Se habla de viajar con un medio de transporte que tiene la velocidad perfecta. Lo suficientemente rápido para que se pueda ver territorio con etapas de 80 o 90 kilómetros por jornada y lo suficientemente lento para que ese recorrido te empape de lo que te rodea. Sientes, hueles, percibes, paras, hablas con la población local. Eso es el cicloturismo.

Es mucho más fácil el contacto con la naturaleza que en otros medios.

-Con la naturaleza y también con sus gentes. En un coche se pueden hacer 400 kilómetros al día, vas de un punto a otro y lo que hay por el medio no te has enterado, a diferencia de lo que sucede con la bicicleta.

Esta época de pandemia puede ser el empujón definitivo para lograr su expansión masiva.

-De las pocas cosas buenas que ha tenido esta pandemia es el redescubrimiento de las cercanías y nuestro propio territorio, porque no se podía ir más lejos. De repente la gente ha descubierto que en su municipio, provincia o comunidad autónoma había cosas interesantes y también una vuelta a la bicicleta.

Es una modalidad que va unida a desplazarse sobre dos ruedas .

-En este país falta todavía mucha cultura del respeto a la bicicleta. Cuando nos subimos a un coche no respetamos a nada ni a nadie, y nos queda mucho por hacer. Añoro de Europa, no el hecho de tener tantos carriles bici, sino que tengan tanto respeto y educación hacia el ciclista y cicloturista.

En el fondo aparece ese eterno conflicto entre conductores y ciclistas, que son vistos como un estorbo a la hora de circular.

-Admiro el valor de los ciclistas que se meten en la carretera a circular. Es algo que tiene que ver también con la historia y la cultura de este país. Hemos pasado de ser un país pobre, de boina y pandereta, a ser de repente potencia económica. Por eso, la bicicleta, hasta la época de nuestros padres, era el transporte de los pobres al no poder aspirar a comprarse un coche o una moto. Eso, aunque parezca que no, sigue existiendo, como que la bicicleta es una cosa de pobres. Afortunadamente eso ha cambiado pero, sobre todo en el conductor queda esa idea como que el ciclista estorba. Falta, sobre todo, respeto al ciclista.

Una de sus predilecciones son las ciudades que disponen de muchos carriles para bicicletas. Vitoria estará en un lugar privilegiado.

-Vitoria se puede comparar y pelearlo con cualquier ciudad del centro de Europa. La facilidad para circular en bicicleta es tremenda y pocas ciudades en España pueden decir eso. Vitoria es la que mejor lo ha hecho y lo lleva haciendo desde hace más tiempo. Ciudades como Sevilla o Valencia que tienen muchos carriles, pero la conjunción de vías ciclables con áreas verdes y las conexiones, me parece modélico

Hace unos meses recorrió los Alpes y otros lugares pedaleando.

-Fueron unos meses donde no pude irme lejos y cuando me compré una bicicleta eléctrica. Hice en agosto la cornisa cantábrica, las Rías Altas y el Camino de Santiago, por la variante inglesa. En septiembre decidí que me iba solo a cruzar los Alpes durante diez días. Fue una muy buena experiencia por los paisajes, el reto de hacerlo solo y en un mes como septiembre donde no hay nadie para viajar. Es un territorio fabuloso para hacer en bici, de los mejores.

¿Qué otros paraísos cicloturistas tiene marcados en su agenda?

-La primera ruta que me abrió los ojos a este mundo, fue ya hace más de 30 años. Se trata del carril bici del Danubio, como ejemplo perfecto de una ruta que atraviesa hasta tres países, bien señalizado y siempre al margen de carreteras y con muy buenos servicios. Ahí me di cuenta de que el cicloturismo genera en torno a la actividad una cantidad de negocio que allí han sabido aprovechar. También he recorrido las islas Lofoten, en Noruega, Holanda, el valle del Loira, en Francia. La más dura o intensa fue la Transpirenaica, que la completé solo y sobre una bicicleta normal.

La pandemia azota desde hace 14 meses y el sector del turismo ha sido el más golpeado de todos.

-Le ha alcanzado de lleno en la línea de flotación, porque el turismo vive de todo lo que ahora es pecado: movilidad y grandes aglomeraciones. Necesitamos reactivar el turismo. Yo ya he empezado a hacer viajes, profesionales y familiares. Acabo de volver de Namibia, con un grupo de 14 personas, y se lo han pasado fantástico, cumpliendo todos los protocolos. Demostrando que se puede y se debe empezar a viajar. Por ayuda a un sector que genera el 11% del PIB mundial y por salud mental personal. Hay zonas de África donde no hay más ingresos que los del turismo y carecen de un estado protector, la figura de los ERTE o una Seguridad Social. Si no venden recuerdos a los turistas no comen.

Está dejando un reguero de cierres de agencias, hoteles o establecimientos, pero no exterioriza sus protestas como otros sectores también dañados.

-Quizá también porque está más atomizado. Dentro del sector turístico tienen cabida una compañía de autobuses, una línea aérea o alguien que venda agua en un kiosco. No hay una unión por ser una unión de pequeños sectores. Si ha habido un sector laminado por la pandemia, ha sido el turismo. Veremos a ver quien queda y hay que reconocer que esto ha aguantado por los ERTE. De no haber existido esta figura, después de la pandemia no podríamos viajar y que nos dieran servicio.

En la tibia recuperación sí se atisban esas ansias de la población por moverse y, de esta forma, ayudar a levantar al sector.

-De continuar en esta línea de mejora con las vacunaciones y demás, el segundo semestre va a ser mejor que este primero. A pesar de que los ERTE puedan seguir aguantando, habrá empresas que desaparezcan a modo de selección natural, pero lo que va a haber es un exceso de demanda como nadie ha visto desde la Segunda Guerra Mundial. Estamos todos locos por viajar y queremos viajar. El verano de 2020 fue el del turismo nacional y este lo será el del nacional, el europeo con algunas pequeñas escapadas a destinos nacionales o transoceánicos que han optado por abrir y de naturaleza.

¿Qué plan diseñaría para nuestros lectores para este fin de semana?

-El Parque Natural de Valderejo es muy poco conocido y a mi me encanta. La provincia da para el turismo rural con grandes caseríos. De Vitoria, disfrutar el centro peatonal y hacerlo en bicicleta.

El Palacio Europa acoge la celebración del Foro de cicloturismo de Euskadi. Ayer fue la jornada de inauguración con la presencia de la concejala de Turismo, Maider Etxebarria. Se analizó el positivo panorama que se le presenta al cicloturismo y también se repasaron las opciones que ofrecen rutas como las Vías Verdes, la red Eurovelo o el despegue del uso de la bicicleta con la pandemia.

"El cicloturismo tiene la velocidad perfecta para ver el paisaje y, al mismo tiempo, empaparse, parar y hablar con la población local"

"La pandemia ha alcanzado de lleno a la línea de flotación del turismo porque vive de todo lo que ahora es pecado y no se puede hacer"