- Uno de los grandes hitos en la lucha que desde hace un año se está haciendo en los centros para mayores de Álava llegó el pasado 27 de diciembre. Era la fecha de la primera vacuna, una inmunización que aunque no impide el contagio, sí que evita que la enfermedad que se contraiga lo haga de forma grave.

Faltaban apenas diez minutos para las 11.00 horas de ese día cuando una furgoneta de la empresa Distribuidora Farmacéutica de Gipuzkoa, escoltada por la Ertzaintza, aparcaba frente a la residencia Ajuria del barrio de San Martín de la capital alavesa, el primer emplazamiento de Euskadi al que la víspera habían llegado las vacunas desarrolladas por Pfizer y Biontech para buscar la ansiada superación de la pandemia del covid-19. Las dosis habían llegado a las 10.00 horas al vitoriano Hospital de Txagorritxu, donde la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, firmó, entre otras personas, la recepción de esta esperada entrega. No mucho después de llegar las vacunas al hospital gasteiztarra, una representante de los trabajadores de la residencia Ajuria recibía una pequeña nevera con las 140 dosis, del total de 405 que llegaron a Euskadi y que le correspondían a Álava.

Comenzó entonces un expectante transcurrir de los minutos. La campaña no podía arrancar hasta que el reparto del lote enviado por el Gobierno central al Ejecutivo vasco desde Guadalajara llegara a Elorrio y Hondarribia, donde estaban las residencias elegidas para iniciar la vacunación en Bizkaia y Gipuzkoa, respectivamente. Finalmente, en torno a las 12.30 horas, Consuelo Landa, de 91 años, se convirtió en la primera ciudadana alavesa en recibir la vacuna contra el coronavirus. Fuera, la gélida mañana transcurría en los alrededores de Ajuria en un ambiente de extraña normalidad, solo rota por la presencia de los medios de comunicación a las puertas de la residencia y por el vehículo todoterreno de la Ertzaintza que se mantenía de guardia frente al centro. Apenas unos pocos paseantes se atrevieron a desafiar al viento helado del barrio de San Martín. En su interior, un equipo de dieciséis profesionales comenzaba la vacunación en residencias alavesas.